A pesar de según mi ex, ponerle los
cuernos desde antes de él tener el accidente de coche, y mi posterior decisión
de solicitar la separación; cuando yo realmente empecé a rehacer poco más o
menos mi vida, y empecé a salir y conocer nueva gente (chicos en su mayoría), fue
a partir de primeros de Octubre del 2001, es decir, desde que le dije que no
podía más con su “doble personalidad”, y le dije que definitivamente solicitaba
la separación, y ya no había marcha atrás.
Desde esa fecha (Octubre del 2001), hasta
mediados de Febrero del 2003 (recuerdo que coincidió con una manifestación que
hubo en la Puerta del Sol, por la invasión a Irak), bastantes fines de semana
quedaba con mi amigo D., y con algunos amigos y amigas suyos, y nos lo
pasábamos genial.
Íbamos D. y yo en su coche, y nos
turnábamos para beber; el día que le tocaba a él conducir, él no bebía, pero yo
sí, y cuando me tocaba a mí conducir, pues al contrario. De todos modos, nunca,
ninguno de los dos, acabamos borrachos, con el puntillo sí, pero borrachos,
nunca. La verdad es que D. fue un gran apoyo para mi, y más de una vez tuvo que
aguantar mis bajones (incluso sin haber bebido), y mis lágrimas, aunque según
pasaba el tiempo, cada vez eran menos frecuentes, hasta que finalmente
desaparecieron.
Otras veces, quedaba con otros chicos que
conocía esos días que salía con D., o con chicos que conocí posteriormente,
cuando empecé a salir con una chica que nos hicimos amigas cuando empecé a
trabajar en Enero del 2002 en una inmobiliaria en Moratalaz, y ésta chica era la
mujer de uno de mis jefes. Nos hicimos amigas, y empezamos a salir algún que
otro fin de semana a partir de Abril del 2002. Alguna que otra vez quedé con R.
(con el que supuestamente había sido infiel al vallecano); y otras veces
quedaba (no lo niego), con chicos que conocía por internet.
Con respecto a los chicos de internet, me
encontré de todo. Algunos, en persona, no había por donde cogerlos, y era
quedar un día, y no volver a quedar nunca más; otros, eran majetes, y quedamos
varias veces, pero al final, también perdimos el contacto; otros eran
encantadores, y a fecha de hoy, aún los conservo como amigos (pocos, muy
pocos); y otros…, aunque llegamos a congeniar muy bien, incluso
maravillosamente bien, yo salí huyendo de ellos, literalmente, tal y como lo
digo, ya que querían algo de mí, que yo en ese momento no podía dar, me era
imposible.
Querían un compromiso, una pareja, una
novia, una relación… Yo me asustaba, y huía, era superior a mí, no podía, aún
no estaba preparada.
Con respecto a R., finalmente, por Mayo o
Junio del 2002, estuvimos por primera vez juntos (vamos, un año después de que
el vallecano me acusara de ponerle los cuernos con R., se hizo realidad, sólo
que en ese momento, no fueron cuernos, ya que no sólo no estábamos juntos, sino
que incluso, ya tenía la sentencia de separación).
Después de esa primera vez, hubo más, pero
no llegando a nada más formal, ya que ninguno de los dos queríamos nada serio,
y seguíamos siendo buenos amigos, y no lo queríamos fastidiar en ese sentido.
Recuerdo con especial cariño, que en el
verano del 2002, yo me fui de vacaciones a Valencia con mi nueva amiga… “Rosi”,
vamos a llamarla (la chica de la inmobiliaria de Moratalaz que mencioné antes),
y una tarde, quedé con R., que él tenía un apartamento en Oropesa, y me fui allí
a verle, estar con él y tomar algo, mientras mi amiga se quedaba en Valencia
con un amigo mío, J. (el cual a día de hoy seguimos siendo amigos – es uno de
los que mencioné antes que conocí por Internet -), y un amigo de éste, que
estaba liado con Rosi, al que ella le llamaba “mi Michel” por el parecido
físico que tenía con el jugador del Real Madrid (ella por aquel entonces estaba
muy mal con su pareja, y aunque seguían viviendo juntos, hacían vidas
separadas).
Cuando llegué, le llamé para ver a que
piso tenía que ir, y salió a la terraza a saludarme (vivía en un bajo, y la
terraza daba al patio de entrada de la urbanización). Al poco de entrar a su
casa, y mientras tomábamos algo en la terraza, pasaron sus padres por delante
de la terraza (ellos tenían en la misma urbanización otro apartamento, pero más
alto, sobre el 5º, 6º, o 7º, no lo recuerdo), y R. me presentó a sus padres.
Pasé una vergüenza… que hasta R. se moría de la risa cuando se fueron sus
padres de lo roja que me puse.
Más tarde, cuando ya anochecía, salimos a
tomar algo, y a cenar, y después de cenar, yo me iría, ya que había quedado con
Rosi, J., “Michel”, y unos amigos de éste último; y mientras estábamos tomando
algo, cayó una tromba de agua… ESPECTACULAR que duró al menos una hora, y se
veía como corría el agua por la carretera, y las alcantarillas no daban abasto a
chupar tanta agua junta. En vista de la que estaba cayendo, R. me dijo que así
no me dejaba irme, no fuese a pasarme algo con el coche, y que él no se
quedaría tranquilo, ni quería sentirse culpable si me pasaba algo, por lo
tanto, que llamase a Rosi, para decirle que no me volvía esa noche a Valencia,
sino que me iría al día siguiente por la mañana, si es que había parado, y así
lo hice. Además, estaba en buena compañía y a gusto, por lo tanto…, también me
pareció una buena idea.
Cuando paró de “diluviar”, nos fuimos a
una terracita a cenar, en plan tapeo, y el camarero que nos atendió, estaba de
tonteo conmigo, aunque sin llegar a ser descarado, y yo pues le seguía un poco
el juego, a fin de cuentas R. era sólo un amigo, y tampoco le hacía daño a
nadie…, o por lo menos eso creía. R. se dio cuenta, y me dijo: “Gema, por
favor, sé que sólo somos amigos, y que eres libre de estar con quien quieras o
te apetezca, pero ahora, en éste instante estás conmigo; por lo tanto, te pido
que por favor no sigas tonteando con el camarero, ya que no me hace mucha
gracia”, le dije que vale, le pedí disculpas si le había molestado, y el
camarero después de un rato me miró extrañado al ver que ya no le seguía el
juego del tonteo que nos habíamos traído anteriormente. R., después, me explico
que su anterior novia, no paraba de tontear con todo chico que hubiese cerca, y
que por eso le daba tan mal rollo, a pesar de que nosotros no fuésemos novios.
Después de cenar, estuvimos dando una
vuelta por Oropesa, por el paseo que está en la playa, y que al fondo está
Marina D´Or (creo que se escribe así), y al final, nos sentamos en una terraza,
mirando hacia la playa y el mar, a tomarnos una jarra de litro de “Agua de
Valencia”. Hasta entonces no la había probado nunca, pero ahora mismo puedo
decir que está buenísima. Cuando estábamos acabando, resulta que al dueño del
local le llamaron, para avisarle que su mujer se había puesto de parto, e iba
camino al hospital para dar a luz, y tan contento se puso, que antes de irse,
invitó a todo el mundo que estaba en su local a otra ronda; total, que al final
nos bebimos otra jarra de litro, y como estaba tan buena, y tan suave, y tan
fresquita…, no veas como entraba. Hasta ahora, en toda mi vida, he cogido 4
veces el puntillo pero fuerte, aunque sin llegar a emborracharme; y ese día, fue
la segunda vez de esas 4 que mencionaba.
Después de tomarnos las dos jarras, ya nos
fuimos a casa de R. Al día siguiente cuando nos levantásemos, tenía que coger
el coche para volverme a Valencia.
Cuando nos despertamos por la mañana (un
poco tarde), R. me preparó el desayuno, y aunque no fue nada del otro mundo, me
hizo ilusión, ya que hacía mucho que nadie me preparaba el desayuno, ni tenía
un detalle así conmigo.
Al acabar de desayunar, me fui, y al pasar
por delante de la terraza para irme, todavía me llamó para darme un último beso,
él en su terraza, y yo en el patio comunitario, y para darme una rosa que me
había comprado el día anterior cuando estábamos en la terraza donde tomamos el “Agua
de Valencia”, y que había olvidado coger con las prisas, al salir de su casa
hacía un momentito.
Cuando estaba ya para salir por la verja,
me giré para decirle adiós con la mano…, y en esto que me da por mirar para
arriba, y veo a la madre de R., asomada a su terraza, y que también me decía
adiós. ¡¡¡TIERRA, TRÁGAME!!!.
Al llegar a Valencia, y estar ya con mis
amigos, le llamé, para que supiese que había llegado bien, y que se quedase
tranquilo. Ya nos veríamos en Madrid, otro día que quedásemos.