viernes, 21 de junio de 2013

Vacaciones antes de la boda.

Poco después de que volviesen mis padres de Galicia, y antes de que fuese la boda, me permitieron irme de vacaciones una semana a Torrevieja junto con el vallecano, al apartamento que tienen sus padres allí, prácticamente en primera línea de playa.

Nos fuimos solos en el coche el vallecano y yo, algo más de una semana en concreto desde el 14 de Agosto hasta el día 21 o 22 de Agosto, y la razón de irnos solos, era porque ya su madre llevaba desde primeros de Julio en Torrevieja, y el padre a primeros de Agosto, cuando le dieron las vacaciones en la fábrica, también se fue para allá. 

Lo que no me pareció bien de mis padres en éste caso, es que para estar toda una semana allí, sólo me diesen 5.000 pesetas (30 euros de los de ahora), ya que como bien les dije, especialmente a mi madre, que fue la que me dio el dinero, que menos que 10.000 pesetas; a lo que me dijo que nanai, que estaba muy próxima la boda, que teníamos que ahorrar, y que si iba a casa de mis futuros suegros, ¿que gastos iba a tener?, lo que tomase por la noche para salir nada más, por lo tanto, que con 5.000 pesetas, tenía de sobra. 


Lo del tema de las 5.000 pesetas, sé que fui criticada por mi futura suegra a mis espaldas al principio, y luego ya abiertamente, diciéndome que hay que ver, para una semana y sólo 5.000 pesetas... pero como era más maja que las pesetas como se suele decir, me dijo que no me preocupase, que si en algún momento necesitaba más dinero por algún motivo, o quisiese comprar algo, que se lo dijese a ella, que ella me dejaba el dinero, y ya se lo daría, que no había ningún problema.

Estando en Torrevieja, conocí a dos amigos del vallecano que eran de allí. Eran bastante majetes los dos, pero mientras que uno era más espabilado (ojo, no para mal, eh?), el otro me pareció más... paradito, vamos a decirlo así..., más infantil.


Fíjate, casualidades de la vida, que saliendo una noche de marcha, me encontré con una amiga de Madrid, la cual también habíamos invitado a la boda, y eso que en Madrid vivimos bastante cerca, pero por el lío que estábamos llevando con los preparativos de boda, hacía casi 6 meses que no nos veíamos, excepto cuando la di la invitación. Cuando nos vimos en la calle.... abrazarnos fue poco. Me cogió en volandas, y empezó a darme vueltas y a cubrirme de besos. La verdad es que nos hizo mucha ilusión el habernos encontrado. 

Los días pasados en Torrevieja, digamos que fueron casi perfectos, repito, casi, ya que hubo dos...

El primero, fue el mismo día 15 de Agosto, que coincidía con el día de la fiesta grande de mi pueblo. Todo el rato que estuve por la mañana en la playa, me la pasaba mirando el reloj cada dos por tres, y pensando... "ahora están saliendo los cabezudos del Ayuntamiento", "ahora están los pasacalles con los cabezudos por las calles del pueblo", "ahora están dando el pregón de las fiestas", "ahora están haciendo las danzas populares", "ahora están comiendo el jamón, empanada, vino, y demás manjares propios de mi pueblo en las casetas", "ahora...". Ese mismo día, me juré a mí misma, que a menos que fuese estrictamente necesario, no faltaría ningún 15 de Agosto a las fiestas de mi pueblo, por irme a otro sitio. ¡Dios!, cómo lo eché de menos.

El segundo, pero que para mí fue el peor... (después de tantos años, y todas las vueltas que ha dado la vida desde entonces, recordarlo me sigue haciendo daño), fue 2 o 3 días antes de volvernos a Madrid. 

Vamos allá. 

El padre del vallecano, tenía la costumbre de levantarse muy temprano, sobre las 7 de la mañana o así, para bajarse a la playa a plantar la sombrilla y las hamacas cerquita del agua (por lo que vi, allí son muy dados a eso, o lo eran, porque creo que ahora lo han prohibido), y después se subía a casa a desayunar, ayudar en la limpieza, ir a comprar, y demás tareas que le encomendase su mujer. 

Nosotros (el vallecano y yo), como habíamos salido por la noche con los amigos, pues nos levantábamos más tarde (sobre las 10 o así), desayunábamos, recogíamos el sofá-cama y ya bajábamos todos a la playa. 

También estaban dos primos del vallecano, que habían ido todo el mes de Agosto a Torrevieja. Como el apartamento tenía dos habitaciones, en la habitación principal dormían los padres del vallecano, en la otra habitación, que tenía camas gemelas, dormían su primo y su prima, y en el salón dormíamos el vallecano y yo, en un sofá-cama. 

Nos subíamos de la playa sobre las 13 horas poco más o menos, para preparar la comida (que ayudábamos tanto su prima como yo un poquito a la madre del vallecano en lo que nos pedía), luego ayudábamos a poner la mesa, comíamos, y ayudábamos a recoger. 

Luego para lavar los cacharros, unos días lo hacía su prima, y otros yo, o las dos juntas, depende de cómo nos diera. 

Luego su prima se ponía a estudiar el carnet de conducir teórico, y el resto veíamos la tele, o jugábamos a las cartas o a algún juego de mesa. 

Después, sobre las 18 horas o así, cuando ya no hacía tantísimo calor, volvíamos a bajar a la playa hasta las 20 o 21 horas, volvíamos a casa, y cenábamos; y después de cenar, el vallecano y yo volvíamos a salir de marcha por la noche, hasta las 3 de la mañana como mucho, ya que a esa hora era cuando cerraban los pub´s de la zona. 

Como podéis ver, todo más o menos normal. 

Pues bien, resulta que cuando faltaban ya 2 o 3 días para volvernos a Madrid, un día, por la mañana, me despierto porque no hago más que oír al padre del vallecano refunfuñando (no hacen más que levantarse todos los días a las tantas, no hacen absolutamente nada en la casa, son unos caraduras, etc, etc, etc...), por lo que me acabé de despertar del todo, y desperté al vallecano, avisándole que parecía que su padre estaba de mal humor. 

Nos levantamos callados, y sin haber desayunado todavía, recogimos el sofá-cama, para hacer un poco más de tiempo. 

En esto, que el padre ya abre las puertas correderas del salón, y espeta "Vaya, por fin os habéis levantado. ¿Os parecerá bonito?, todos los días levantándoos a las tantas por salir todas las noches de fiesta. ¿Y vosotros os vais a casar?. No tenéis sentido ni responsabilidad ninguna." 

Yo al principio me callaba, porqué más o menos conocía al padre, y sabía que cuando le entraban las ventoleras, era muy malo de aguantar, pero en esto se metió también la madre por medio, criticándome A MI, que cómo demonios pensaba cuidar de su hijo, que no sabía hacer absolutamente nada de la casa, ni cocinar, ni recoger, ni nada de nada; que con menuda mujer se iba a casar su hijo, etc, etc, etc. 


Yo ya no pude más, y me eché a llorar, y le dije que puede que no supiera hacer comida muy variada, pero que nadie nacía sabiendo, y que ya iría aprendiendo, que además, su hijo y yo ya lo teníamos hablado, y que como a mí, no me gusta mucho lo del tema cocinar (aunque si hay que hacerlo se hace), y sin embargo a su hijo sí, pues que normalmente cocinaría su hijo, y yo lavaría los cacharros; a lo que me dijo tanto la madre como el padre, que cómo iba a cocinar su hijo, que quién tenía que cocinar era yo, que por algo era su mujer, y que era la mujer la que cocinaba, a lo que yo le dije que entonces, que sólo trabajase su hijo, y que fuese el único que trajese dinero a casa, y que ya me ocuparía yo de hacer las cosas de la casa, ya que iba a tener tiempo de sobra para aprender, pero que si yo trabajaba fuera, al igual que él, pues en la casa, los dos a arrimar el hombro. 

Y como ellos seguían rezando, yo ya no pude más, y les dije que vale, que ya estaba bien, que si no les parecía buena para su hijo, que ellos le buscasen otra mujer, pero que dudaba mucho que encontrasen a otra chica que le quisiese tanto como yo. 

Aquí el vallecano tuvo suerte, y se metió por medio, y se puso a pegar cuatro gritos, y a decir que ya estaba bien, que él quería estar conmigo, y que lo que hubiésemos decidido entre él y yo eran cosas nuestras, de nadie más, y que hiciesen el favor de dejarnos en paz, porque nosotros así lo habíamos decidido, y no iba a permitir que me estuviesen amargando como lo estaban haciendo en ese momento. 

Repito, que tuvo suerte, porque os lo juro, no es por bravuconería, ni porque lo piense ahora mismo, sino que lo pensé en ese mismo momento; el vallecano no llega a dar la cara por mí en ese mismo momento, y habría llamado a mi padre para que fuese a sacarme un billete de vuelta de Torrevieja a Madrid para ese mismo día, y que anulase la boda (si los padres ya me estaban demostrando como iban a ser las cosas desde entonces en adelante, ya antes de casarnos, ¿cómo serían después?); pero como el vallecano en ese momento le echó un par de narices, por no decir otra cosa, y demostró que me respetaba como su futura mujer, y que me apoyaba, no sólo se lo agradecí, sino que si ya le quería, desde ese día le quise todavía más, ya que se enfrentó a sus padres por mí.

El resto de los días que quedaron, fueron poco a poco suavizándose las cosas, hasta más o menos volver a la normalidad; pero yo, sinceramente, me quedé muy decepcionada con mis futuros suegros, ya que hasta ese día, todo había sido siempre "Hija por aquí, hija por allá, regalitos, detalles, y demás historias siempre buenas". 

Ese día, me mostraron una cara que yo no conocía, y que ya hacía tiempo que me había advertido la mujer del hermano del vallecano, la cual de hecho, apenas se trataba con ellos, al igual que el hermano, que sí, que les iba a ver a casa de visita algún que otro día, pero... muy de tarde en tarde.

Bueno, después de la boda, ya veríamos que nos deparaba el futuro, pero yo me sentía tranquila con respecto a mi vallecano, ya que demostró que me quería de verdad, y que me apoyaba al 100%, dijesen lo que dijesen sus padres. 




jueves, 20 de junio de 2013

Retraso en la boda.

Cuando estábamos inmersos en los preparativos de boda, y antes de encargar las invitaciones, mi padre llamó a una hermana suya que vive en Galicia.

Le comentó la fecha que teníamos prevista para nuestra boda, como ya indiqué en http://mamaonana.blogspot.com.es/2013/06/preparando-la-boda.html, a lo cual mi tía le comentó que mirásemos por todos los medios si podíamos cambiar la fecha para antes o para después, ya que al día siguiente, 10 de Julio de 1.999, ya tenían cogida la fecha para celebrar el "cabo de año" del fallecimiento de mi abuelo (el padre de mi padre), que había muerto el 11 de Julio del año anterior (1.998).

Lo hablamos entre mis padres y yo, decidimos que estaba antes y era más importante (por lo menos así nos lo parecía a nosotros) el cabo de año de mi abuelo, que la fecha de fallecimiento del pobre no se podía cambiar, mientras que una boda, sin haber hecho todavía las invitaciones, teníamos más libertad de movimiento; y pensamos, que lo mejor era retrasarla a poder ser para principios del mes de Septiembre, ya que entre la fecha que teníamos pensada en un principio, y antes de principios de Septiembre, haría demasiado calor en Madrid, además que estaban por medio las vacaciones de verano; y celebrarla antes, pensamos que si ya íbamos con la fecha justa..., cómo para encima andar más apurados.

Esa misma tarde, cuando vino el vallecano a buscarme se lo conté, y me dijo que por él no había ningún problema... Fuimos a casa de sus padres para comunicarles la noticia..., y ahí sí que hubo algún que otro problema. A la señora madre, no le pareció nada bien lo de atrasar la boda "¿No pueden atrasar el cabo de año ese para una semana más tarde, o adelantarlo a la semana anterior?", a lo que la expliqué que para nosotros, era mucho más importante celebrar el cabo de año de mi abuelo en la fecha que correspondía, que la boda. No le gustó mucho, pero bueno, aceptó lo del cambio de fecha, aunque también sugirió que al igual que podíamos atrasarla, también podíamos adelantarla... A explicarle también lo ajustados que íbamos de tiempo... No le hizo mucha gracia, pero no le quedó otra que claudicar, a fin de cuentas, tanto el vallecano como yo estábamos de acuerdo (ni que tuviese ella más interés que nosotros en que nos casásemos cuanto antes, leches).

Después fuimos directos a la Iglesia donde se celebraría la ceremonia, que era donde más miedo teníamos por el tema fechas. Lo estuvieron comprobando..., y sí, había un hueco para primeros de Septiembre, también por la mañana. En concreto para el día 04 de Septiembre de 1.999. Les dijimos que en principio nos reservaran ese día, ya que teníamos que ir a hablar con los salones, para ver si no había ningún problema, y nos facilitaron el teléfono para que según fuésemos al salón, y nos dijesen lo que fuera, les pudiésemos llamar y así ya dejarla fijada. 

Fuimos lo más rápido posible a los salones..., y tampoco había ningún problema para esa fecha, ni con la hora, ni con el salón que habíamos elegido (tenían 5 salones, pero a nosotros el que más nos gustaba era uno, el Salón Madrid se llamaba). Ya hicimos allí directamente el cambio, y según salimos de los salones, llamamos a la Iglesia para confirmar finalmente la fecha del 04 de Septiembre.

Ya con la nueva fecha en marcha, encargamos lo que nos faltaba, es decir, las invitaciones de boda, las orlas de los puros, las cajetillas para los cigarrillos, y las etiquetas para los regalitos.

Como se suele decir, los preparativos de boda ya iban "viento en popa, y a toda vela".

Ya sólo quedaba pendiente, para la última prueba del vestido, que me iban a hacer también una prueba de peinado y de maquillaje, para que me viese bien vestida de novia (aunque la peluquera me advirtió que no iba a ser exactamente ni el peinado ni el maquillaje que iba a llevar para mi boda, sino algo parecido, para hacerme una idea)


Cuando ya tuvimos las invitaciones en nuestro poder, tocó las pertinentes visitas a todos los invitados para acercárselas, excepto a la familia del vallecano que vivía en Ávila, que a esos se las fueron a llevar los padres del vallecano un fin de semana que fueron, y excepto a la familia de mi padre y de mi madre que vivía en Galicia, que aprovechando el cabo de año de mi abuelo, también las llevaron, y se quedaron un par de semanitas de vacaciones antes de venirse a Madrid para ultimar los últimos preparativos. Para el cabo de año de mi abuelo yo no fui, ya que yo me quedé en Madrid con los montadores, para poderles llevar de una obra a otra. A fin de cuentas, así es la vida del autónomo. Como tú no vayas a trabajar, nadie te va a venir a traer el dinero a casa. Como decía mi padre, pan por dormir nadie da.

martes, 18 de junio de 2013

Preparando la boda.

Después de la propuesta de matrimonio del vallecano, con su posterior aceptación por mi parte en la boda de mi prima, y la resignación de mis padres (no les gustaba nada la idea de que me casase con el vallecano, por un lado, porque era muy joven, tenía 21 años cuando le dije que sí, y 22 cuando me casé; y por otro lado, que no les gustaba para que fuese mi marido), empezaron los preparativos de boda. ¡¡¡TODA UNA LOCURA!!!


Lo primero fue buscar iglesia, ya que nos queríamos casar así. A la primera que fuimos (donde se venera a la Virgen que lleva mi mismo nombre), no fue posible, ya que había una lista de espera de 3 años. Entonces probamos con la segunda opción, que fue la misma donde en su momento me bautizaron mis padres. Ahí, tuvimos mejor suerte, lo único, que nosotros queríamos que fuese por la tarde, pero estaba todo ocupado hasta 2 años después, pero por la mañana, sí que tenían fechas libres. Escogimos la fecha del 09 de Julio de 1.999.

A continuación, buscar salón. Miramos en varios sitios. En el barrio del vallecano, en la C/ Alcalá, en Carabanchel un par de sitios (en uno se habían casado mis amigos a los que no pude asistir a la fiesta posterior hasta tarde, tal y como conté en http://mamaonana.blogspot.com.es/2013/04/feliz-adolescencia-mas-o-menos_15.html), en el Pardo, en la carretera de Toledo (donde se habían casado mis monitores de confirmación hacía unos años)..., y al final, éste último fue el que más nos convenció. Se lo dijimos a mis padres, y vinieron también a verlo, y también les gustó, pero cuando empezamos a hablar de las condiciones, y a la hora que habría que abandonar el salón porque tendrían que prepararlo para la boda de la tarde..., como que la cosa se torció. 


En eso estábamos, cuando un fin de semana le fuimos a llevar unos apuntes a una compañera mía de clase que estaba malita, y en breve teníamos un examen, y contándole el problema, me dijo: "¿Y por qué no miráis en un salón que hay aquí muy cerquita, que se casó una prima mía y estuvo muy bien?". Me dio la dirección, y para allá que nos fuimos. Estaba en el barrio de Fuencarral. Eran... preciosos. Nos encantaron. Buenos salones, menús bastante majos, precios razonables (para aquí, para Madrid)... Se lo dijimos a nuestros respectivos padres, y al siguiente fin de semana fuimos todos juntos; el vallecano, sus padres, mis padres, y yo.

A todos nos pareció bien el sitio, todos coincidimos que era muy bonito el sitio, pero con respecto a los menús, teníamos diferentes visiones. Según mi familia (yo incluida), queríamos un menú que tuviese aparte de marisco, pescado y carne. Según la familia del vallecano (el vallecano no dijo nada), que marisco sí, pero si había pescado, luego no hacía falta carne, o al revés, si había carne, no hacía falta pescado. Nosotros les explicamos que nuestra familia está acostumbrada así, que en Galicia lo hacemos así, y que las bodas que se han hecho en Madrid de nuestra familia han sido así, ya que es a lo que estamos acostumbrados, por lo tanto, cedieron. Luego llegó el turno del vino. Mis futuros suegros, decían que un Valdepeñas, tal y como exponían en los menús que nos entregaron estaba bien, pero mi padre dijo que no, que en mi boda se pondría Rioja, y que si él tenía que pagar de su bolsillo la diferencia, pues la pagaba, pero que un Valdepeñas no estaba mal, pero para una boda, era demasiado cutre (de hecho, cualquier entendido en vinos o en un bar, os lo pueden decir, que no se puede comparar un Valdepeñas con un Rioja). Dimos la señal de reserva del salón, y otro asunto arreglado. Creo que no hace falta decir, que en ésta ocasión, la hora de salida que nos propusieron, nos pareció más adecuada que en el anterior salón que rechazamos.

Luego llegó el tema vestido. Lo empezamos a mirar ya sobre febrero o marzo, ya que había tiempo de sobra (aún faltaban 4 o 5 meses), pero según a todos los sitios que fuimos, íbamos con el tiempo muy justo. Fuimos a varios sitios, me probé varios vestidos, había algunos que me gustaban, pero... no me llenaban. Al final, fuimos a la misma casa de novias donde se lo compraron anteriormente dos primas mías (entre ellas la de la boda donde nos prometimos, la que conté en http://mamaonana.blogspot.com.es/2013/06/noviazgo-con-el-vallecano-parte-iii.html). Elegí 3 vestidos (porque no te dejan escoger más en un sólo día). Probé uno, y nada, probé otro, y nada, la chica que me probaba, me trajo 2 más que ella había visto, y tampoco..., al final, me trajo el tercero que yo elegí, y... sólo hacía falta mirarme la cara para saber que ESE era el VESTIDO. Me cambió la cara... completamente. Era... precioso (o por lo menos, para mí lo era). 


Luego, mi madre y yo tuvimos un pequeño conflicto con la cola. Ella quería un metro más de cola, y yo la quería tal y como estaba, que tenía una poca, pero no era excesiva. Y ella que más, y yo que no, y ella que más, y yo que no, hasta que al final la chica dijo: "Y porqué no hacemos un término medio... ¿añadimos medio metro?". Nos miramos mi madre y yo, y asentimos.

Más tarde ramo de novia, arreglo del novio, y para el recogido. Fuimos a varios sitios, tanto en mi barrio, como en el barrio de al lado, donde vivía una tía (la madre de la prima que se casó cuando nos prometimos). Lo que vimos no nos disgustaba, pero tampoco es que me llamaran la atención excesivamente. En esto, una tarde tuvimos que ir mi madre y yo a la iglesia donde nos casábamos, para preguntarle al cura por los arreglos florales, si los hacían ellos, los teníamos que encargar nosotros..., cómo iba el tema, y nos dijo que en la floristería que había allí casi al lado, era donde siempre hacían los arreglos florales para las bodas que se celebraban en esa iglesia, ya que tenían estipulado con ellos unas directrices de poco más o menos como debían ser, pero que los teníamos que pagar nosotros. Nos fuimos a dicha floristería, ya que los arreglos florales de la iglesia tenían que ser SI o SI en ese lugar, y ya aprovechamos para mirar los ramos de novia y demás; y fíjate qué casualidad, que justo allí encontré MI RAMO.


Y por último, mis zapatos. Igual que antes, miramos en muchísimos sitios (en la C/ Laguna - en Carabanchel -, en el Pº de Extremadura, en el centro...), y al final, un día que me fui a hacer una de las pruebas del vestido de novia, quedamos con el vallecano fuera, y había una zapatería casi al lado, y dijo "Ya que estamos aquí, ¿porqué no miramos en ésta?". Había dos pares, que no me disgustaban, así que me los probé, pero puestos... no me decían nada, entonces, el vallecano vio unos con un lacito en la parte alta de atrás, y me dijo "¿Y éstos?", y le dije que no, que a mi lacitos, no. Y los vio mi madre y me dijo "Pero pruébatelos. A mí también me gustan. Por probártelos no pierdes nada"; y por darle el gusto, me los probé. Menos mal que les di el gusto, porque según vi en el espejo como me quedaban, me enamoré de ellos. Hacía un pie muy fino, muy delicado, y quedaban muy bonitos.

Ya quedaban pocas cosas que hacer.

viernes, 7 de junio de 2013

Noviazgo con el vallecano. (Parte III)

Parece que tras llevarse a cabo la reconciliación con el vallecano, tomó buena nota de todo lo que hablamos, dijimos, comentamos, y le solicité en dicha reconciliación; y se aplicó el cuento, muy bien aplicado. Pasó a ser el novio perfecto. Atento, solícito, amable, cariñoso, tierno...; vamos, una joya.

Al principio, los fines de semana seguíamos con la misma rutina de antes, es decir, cine, tomar algo, amigos... Pero según pasaba el tiempo, poco a poco dejamos de salir con mis amigos, pero no porque no quisiéramos quedar con ellos (que yo al menos, me encantaba, y lo deseaba), sino porque teníamos horarios distintos. Leer un poquito más, y lo entenderéis.

Un día, después de haber estado con el vallecano por la tarde y por la noche, como todos los sábados, y cuando ya me dejó en casa a las 23 horas (desde que habíamos empezado hasta ese momento, casi un año después, me subieron la hora de llegada una horita más; al principio tenía que estar a las 22 horas, y en ese momento, ya llevaba un tiempo que había conseguido que me dejasen hasta las 23 horas), mi madre me dijo que no entendía por qué había dejado de lado a mis amigos, y estaba prácticamente exclusivamente, con el vallecano y su familia. "Muy simple mamá", le contesté, "por la hora que tengo que llegar a casa, no podemos quedar con mis amigos". Y me preguntó toda incrédula, "¿Cómo no vas a poder quedar con tus amigos, si llegas a las 11 de la noche a casa?, pero si sales a las 5 o 6 de la tarde, ¿cómo que no puedes quedar con ellos?. Tienes tiempo de sobra"; a lo que le intenté explicar, "Mamá, el problema no son las 5 o 6 horas que hay por medio, que sí, me daría tiempo de sobra; el problema, es que ellos no tienen el mismo horario que yo. Ellos a veces quedan a las 6 o 7 de la tarde en casa de uno de ellos, para jugar al mus, o al scrable, o lo que sea; luego a las 9 o así, cada uno se va a su casa a cenar, para después, volver a quedar a las 10 o 10 y media de la noche, para salir de marcha". "¿Ves cómo puedes quedar con ellos perfectamente?, aunque se vayan a tomar algo a las 10 de la noche, todavía tienes una hora para poder estar con ellos". "Mamá, no puedo quedar con ellos para salir de marcha, porque sí, quedan a esa hora para salir de marcha..., pero se van a Villalba; ¿y yo qué hago?, ¿nos vamos el vallecano y yo también a Villalba, llegamos, decimos esto es Villalba, y nos volvemos para que pueda estar a las 11 de la noche en casa?". "¿Pero cómo se van a ir a Villalba de marcha, teniendo sitios para salir por el barrio como hacíais antes?. Anda, deja de contarme historias y mentiras; no son más que excusas que te inventas. Que el vallecano y su familia te tienen sorbido el seso". "Bueno mamá, cómo tú digas, pero cuando quieras, hablas con M, o con D, o con R, o con quien quieras, o con sus padres, y ya verás cómo no te miento. Que ellos vuelven a casa a las 3 o 4 de la mañana". "No te creo nada, y aunque fuese así, a fin de cuentas excepto M, el resto son chicos, pero como M va con su hermano R que la cuida... Pero tú, a las 11 en casa". "Pues eso mamá, que no puedo quedar con ellos. Luego no me vuelvas a preguntar qué porqué he dejado de salir con mis amigos". Como no, yo siempre era la que mentía, y me inventaba historias, y le iba con milongas...

Llegó el verano, y volvimos a ir al pueblo; y al igual que el verano anterior, el vallecano se vino unos días. Ese verano, como el anterior verano, tampoco vi al gallego.


Pasó el verano, y llegó Septiembre, y con él, a finales de dicho mes, la boda de mi prima S. Como el vallecano, era conocido por gran parte de mi familia, y todos sabían que era mi novio, obviamente también estaba invitado a la boda. Estando ya en el banquete, había mesas alargadas, y mesas redondas; y en una de las redondas nos sentamos unos primos míos, el vallecano y yo, y ya a los postres, la tarta, el café... (vamos, finalizando la comilona), así hablando de bodas, lo que nos había parecido, y demás historias, de repente saltó el vallecano "... y la próxima la nuestra..., bueno..., si tú quieres" (y carita de cordero degollado). Yo no tenía ninguna duda, le quería con toda mi alma, sabía que era el hombre con el que quería pasar mi vida, y formar una familia, y le dije... "SI, QUIERO", y algunos primos que estaban sentados a la misma mesa, empezaron a aplaudir, y a informar al resto de la familia, que ya había nueva boda planeada.