lunes, 20 de enero de 2014

Vuelta a la rutina. "Ginés y Denis"

Ya de vuelta en Madrid, todo volvió a la normalidad.

Nuestro trabajo, sus hijas, salir de marcha los Sábados…, vamos, justo lo que hacíamos antes de las vacaciones; lo único malo, es que Rosi y sus hijas tenían dos gatos, y el padre de las niñas (os recuerdo que estaban viviendo juntos, pero cada uno hacía su vida), les dijo a las niñas que si querían que él siguiese estando en casa, se tenían que deshacer de los gatos, sino, que se iría.



A las niñas les dio mucha pena, pero aún así eligieron a su padre (como es lógico), pues el muy cabrón sinvergüenza, al mes o así de haberse deshecho las niñas de los gatos…, cogió y se fue de casa, para irse con su nueva novia y el hijo de ésta.

Me dio mucha pena por ellas, pobres niñas… se quedaban sin sus adorados gatos, y además, el padre no cumplía su palabra, en tan poco margen de tiempo.

Se cerró la inmobiliaria que llevaba Rosi, y entre Rosi y yo montamos otra nueva en Usera (yo puse el dinero para la fianza y las obras que hubo que hacer en el local, y Rosi se trajo toda la cartera de clientes y de pisos, así como todo el mobiliario).

También Rosi contrató a una chica interna, para poder seguir trabajando, y además, seguir saliendo los fines de semana como hacíamos antes, cuando estaba el padre de las niñas.

Mis padres por aquel entonces, cuándo me embarqué en la creación de la inmobiliaria junto a Rosi, y como ya la conocían un poco, al igual que en su momento me advirtieron sobre mi ex, el vallecano, y en especial su madre, ésta vez también me advirtieron sobre Rosi…

No les gustaba nada que estuviera prácticamente las 24 horas con ella (porque prácticamente, excepto para dormir, el resto del tiempo estábamos juntas), especialmente a mi madre; me decía que había cosas que no le cuadraban, y que no era trigo limpio.

Ni que decir tiene, que yo la defendía a capa y espada, ya que yo la quería un montón, y para mí, se había convertido en la hermana que nunca tuve.

Era tal mi confianza en ella…, que se puede decir que estaba cegada.

Un Viernes por la tarde, en una de esas veces  que salíamos a tomar algo después de trabajar, conocimos a un grupo de chicos, que resultaron ser rumanos.

Había uno que era bastante guapo “Ginés” vamos a llamarlo, y que Rosi y él se atrajeron casi al instante, y otros dos; uno era moreno, alto, con pinta de malote “Denis” le llamaremos, que a mí me gustaba, y el otro no recuerdo el nombre.

Denis y el otro hablaban bastante conmigo, sobre todo el otro, pero cuándo éste último ya se puso un poco pesadito conmigo, y ya no sabía cómo sacármelo de encima, porque tampoco quería ser grosera, como Rosi ya me conocía bastante bien, y viendo que a mi quién me gustaba era Denis, le dijo al otro: “¿Qué pasa tío?, ¿es que no te das cuenta que Gema pasa de ti?, que no le gustas chaval, que a quién le gusta Gema, es Denis”

Me dio un poco de pena el corte que le dio Rosi, pero bueno, al menos me sirvió para que el otro se quedara tranquilito, y Denis ya pudiese hablar conmigo más tranquilamente, ya que el otro llegó un punto en el cual me tenía completamente acaparada.

Estuvimos todo el fin de semana con Ginés y Denis, (excepto para ir a casa de Rosi para estar también un poco con las niñas), y el Domingo acerqué a Denis al aeropuerto, ya que él vivía y trabajaba en Canarias, en casa de una señora inglesa, y le hacía de chófer, chico de los recados, mantenimiento…

Ginés tenía problemas en el piso compartido en el que vivía, ya que cuando le conocimos no estaba trabajando, y ya le habían llamado la atención por la falta de pago del mes, por lo que Rosi le ofreció su casa hasta que la cosa mejorase, y como acabábamos de coger la oficina para montar la inmobiliaria, pero aún no habíamos empezado con las obras, y él era albañil, le ofrecimos que hiciese él las obras, y que le pagaría por día de trabajo.

Como un mes después de irse Denis, en una de las veces que hablamos por teléfono, me contó que tenía problemas con su jefa, pero no por ella, sino por el hijo de ésta, no sé qué historias (ahora no las recuerdo), y que se quería ir, porque temía que al final llegase a las manos con el hijo; por lo que yo le dije que si quería, que se viniese a Madrid, que le ofrecía mi casa para dormir, pero que claro, que tendría que buscarse un trabajo, y así lo hizo 3 días después.


Después de estar casi una semana en Madrid, conmigo, y de casi todos los días llamarle su jefa, parece que se resolvieron las diferencias que tenían, aparte que su jefa le prometió que le iba a subir el sueldo, y en lugar de un día libre a la semana tendría dos, por lo que finalmente, tras haber llegado a un acuerdo, su jefa le pagó el avión de vuelta a Canarias.

Denis y yo seguimos hablando por teléfono, pero yo ya no hablaba con él todos los días, a pesar de que me gustaba, pero…, me daba la sensación, de que ahí había algo un tanto extraño, que no era la típica relación jefe-empleado, por lo tanto…, mejor no meterme en follones.

El 16 Febrero del 2.003, día de Huelga General en España por la participación de España en la Guerra de Irak, quedé con Rosi y con Ginés en la Puerta del Sol, en la cafetería donde les habíamos conocido, a tomar algo.

Cuando llegué estaba Ginés, Rosi, y dos chicos más; uno que según le vi no me gustó nada, me daba muy muy muy mal rollo, y otro que me gustó físicamente, y que era más callado, estaba más a la expectativa, pendiente de todo lo que se decía, y cuando decía algo, al menos no eran sandeces, como decía el otro. A éste último, le llamaremos “Marcos”.

Después de estar toda la tarde en dicha cafetería, y meterle unos cuantos cortes tanto Rosi como yo al otro chaval (a éste no me dio pena meterle cortes, porque era subnormal perdido, aparte de machista, y con ideas súper retrógradas), Marcos me acompañó casi hasta mi casa en el autobús, ya que ese día no había llevado coche, y como él vivía en Fuenlabrada, pues se vino conmigo a mi barrio, y ya allí cogería otro autobús hasta Fuenlabrada.


En el autobús, estuvimos hablando, y yo veía que él cada dos por tres me miraba los labios, y luego a los ojos, otra vez los labios…, y como le había contado un poco por encima lo de Denis, ya que salió el tema en la cafetería, en el autobús, poco antes de llegar a mi parada, me dijo algo así como: “Jobar, ya me gustaría a mí tener una chica que se preocupara así por mí, y que me ayudara como hiciste tú con Denis”. No sé porqué, me puse toda roja.


Dos minutos después llegué a mi parada, me despedí de él con dos besos, y me bajé.