lunes, 15 de abril de 2013

Feliz adolescencia... más o menos.

Más o menos, tuve una adolescencia bastante feliz.

Tenía un buen grupo de amigos, los cuales, a fecha de hoy, aunque no tenemos el contacto que teníamos por aquél entonces, y algunos ya no formar parte de mi vida, hay otros que aún siguen ahí, y dos en especial, uno  actualmente lejos (en Alemania), y otro bastante cerca (dos calles más allá de donde yo vivo), que sé que puedo contar con ellos incondicionalmente. Si pasa algo, o estoy mal, o hay algo "fuera de lo normal", siguen estando ahí; al igual que yo para ellos.

Solíamos salir por el barrio; íbamos al cine, a tomar pizza, en las fiestas del barrio bajábamos y nos pasábamos casi todo el rato en los coches de choque, en veranito en un parque muy grande que hay en nuestro barrio, que tiene césped, y lago, y las "aceras" del parque eran de arena. Hace poco lo han arreglado, y ahora además de columpios más modernos para los peques (que a veces llevo ahí a mi hijo), esas "aceras" ahora están con adoquines; la verdad es que ha quedado muy chulo. A veces cogíamos el autobús, y nos íbamos al centro, al cine o a jugar a los billares, que nos encantaba, o a otro barrio cercano, e íbamos a una discoteca light, que había por entonces. Luego de más mayorcitos, cuando ya por la edad se podía, íbamos a otras discotecas, ya no light, o a los pub´s que había por nuestro barrio, o nos íbamos a Fuenlabrada..., pero a las diez de la noche, prácticamente todos, estábamos ya en casa. 



Qué diferencia con la actualidad, que ahora, a esa hora es cuando se sale para ir a la discoteca. Nos acompañábamos unos a otros, y pese a yo ser la segunda mayor de las chicas, siempre me dejaban a mí la primera en casa. Con respecto a la hora de llegar a casa, mis padres eran muy estrictos, y como llegase como mucho 15 minutos más tarde, al siguiente Sábado me quedaba en casa castigada; por lo tanto, mejor no tentar a la suerte. En éste sentido, recuerdo cuando tenía 20 años recién cumplidos, que se casó una pareja del grupo, y después de la iglesia y del banquete, fuimos a uno de los pub´s de la zona, que contrataron la parte baja para la posterior celebración, y el pub estaba como a 200 o como mucho 300 metros de mi casa, y fueron amigos míos a pedir permiso a mis padres para poderme quedar más, que era por la boda, que sino no les pedirían el favor, etc, etc..., y al final "nasti de plasti". A las 22 horas, en casa.

También fue la época de los primeros "novietes", de hecho, mi primer novio fue uno de los chicos del grupo, que fíjate qué casualidad, es una de esas dos personas que mencioné al principio que puedo seguir contando incondicionalmente con él.

Cuando yo tenía 15 años, mi padre montó una pequeña empresa de montaje de andamios, y desde que cumplí 17 años, todos los veranos, yo me iba con él a montar andamios; luego volvíamos a casa, me duchaba, y me iba con mis amigos. La verdad es que me encantaba estar prácticamente todo el día con mi padre y ayudarle, y el dinero que ganaba de los días que iba con él a trabajar, lo llevaba anotado en un dietario, y cuando me quise sacar el carnet de conducir, me lo pagué con ese dinero.

Con mi madre..., bueno, pues seguíamos con nuestras broncas, sólo que ya sin el cinturón por medio. Cuando se ponía de bronca, a veces yo también chillaba, otras pasaba, otras contestaba sarcásticamente..., pero siempre que estaba mi padre, intentaba mediar el pobre hombre. Algo mejor lo llevaba, y gracias al apoyo de mi padre, al buen consejo de los amigos, y que estaba en casa el menor tiempo posible, y cuando estaba en casa, casi siempre me encerraba en mi habitación, pues dejé de pensar en irme de casa, como al principio de mi adolescencia llegué a pensar. En esos principios, más de una vez bajaba a la calle llorando para estar con mis amigos, y diciendo que el día menos pensado me iba de casa, y por suerte, siempre pude contar con ellos. Ellos me tranquilizaban, y me intentaban animar. 

Por ellos, y por mi padre, conseguí tener una adolescencia más o menos feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario