Poco después de que volviesen mis padres de Galicia, y antes de que fuese la boda, me permitieron irme de vacaciones una semana a Torrevieja junto con el vallecano, al apartamento que tienen sus padres allí, prácticamente en primera línea de playa.
Nos fuimos solos en el coche el vallecano y yo, algo más de una semana en concreto desde el 14 de Agosto hasta el día 21 o 22 de Agosto, y la razón de irnos solos, era porque ya su madre llevaba desde primeros de Julio en Torrevieja, y el padre a primeros de Agosto, cuando le dieron las vacaciones en la fábrica, también se fue para allá.
Lo que no me pareció bien de mis padres en éste caso, es que para estar toda una semana allí, sólo me diesen 5.000 pesetas (30 euros de los de ahora), ya que como bien les dije, especialmente a mi madre, que fue la que me dio el dinero, que menos que 10.000 pesetas; a lo que me dijo que nanai, que estaba muy próxima la boda, que teníamos que ahorrar, y que si iba a casa de mis futuros suegros, ¿que gastos iba a tener?, lo que tomase por la noche para salir nada más, por lo tanto, que con 5.000 pesetas, tenía de sobra.
Lo del tema de las 5.000 pesetas, sé que fui criticada por mi futura suegra a mis espaldas al principio, y luego ya abiertamente, diciéndome que hay que ver, para una semana y sólo 5.000 pesetas... pero como era más maja que las pesetas como se suele decir, me dijo que no me preocupase, que si en algún momento necesitaba más dinero por algún motivo, o quisiese comprar algo, que se lo dijese a ella, que ella me dejaba el dinero, y ya se lo daría, que no había ningún problema.
Estando en Torrevieja, conocí a dos amigos del vallecano que eran de allí. Eran bastante majetes los dos, pero mientras que uno era más espabilado (ojo, no para mal, eh?), el otro me pareció más... paradito, vamos a decirlo así..., más infantil.
Fíjate, casualidades de la vida, que saliendo una noche de marcha, me encontré con una amiga de Madrid, la cual también habíamos invitado a la boda, y eso que en Madrid vivimos bastante cerca, pero por el lío que estábamos llevando con los preparativos de boda, hacía casi 6 meses que no nos veíamos, excepto cuando la di la invitación. Cuando nos vimos en la calle.... abrazarnos fue poco. Me cogió en volandas, y empezó a darme vueltas y a cubrirme de besos. La verdad es que nos hizo mucha ilusión el habernos encontrado.
Los días pasados en Torrevieja, digamos que fueron casi perfectos, repito, casi, ya que hubo dos...
El primero, fue el mismo día 15 de Agosto, que coincidía con el día de la fiesta grande de mi pueblo. Todo el rato que estuve por la mañana en la playa, me la pasaba mirando el reloj cada dos por tres, y pensando... "ahora están saliendo los cabezudos del Ayuntamiento", "ahora están los pasacalles con los cabezudos por las calles del pueblo", "ahora están dando el pregón de las fiestas", "ahora están haciendo las danzas populares", "ahora están comiendo el jamón, empanada, vino, y demás manjares propios de mi pueblo en las casetas", "ahora...". Ese mismo día, me juré a mí misma, que a menos que fuese estrictamente necesario, no faltaría ningún 15 de Agosto a las fiestas de mi pueblo, por irme a otro sitio. ¡Dios!, cómo lo eché de menos.
El primero, fue el mismo día 15 de Agosto, que coincidía con el día de la fiesta grande de mi pueblo. Todo el rato que estuve por la mañana en la playa, me la pasaba mirando el reloj cada dos por tres, y pensando... "ahora están saliendo los cabezudos del Ayuntamiento", "ahora están los pasacalles con los cabezudos por las calles del pueblo", "ahora están dando el pregón de las fiestas", "ahora están haciendo las danzas populares", "ahora están comiendo el jamón, empanada, vino, y demás manjares propios de mi pueblo en las casetas", "ahora...". Ese mismo día, me juré a mí misma, que a menos que fuese estrictamente necesario, no faltaría ningún 15 de Agosto a las fiestas de mi pueblo, por irme a otro sitio. ¡Dios!, cómo lo eché de menos.
El segundo, pero que para mí fue el peor... (después de tantos años, y todas las vueltas que ha dado la vida desde entonces, recordarlo me sigue haciendo daño), fue 2 o 3 días antes de volvernos a Madrid.
Vamos allá.
El padre del vallecano, tenía la costumbre de levantarse muy temprano, sobre las 7 de la mañana o así, para bajarse a la playa a plantar la sombrilla y las hamacas cerquita del agua (por lo que vi, allí son muy dados a eso, o lo eran, porque creo que ahora lo han prohibido), y después se subía a casa a desayunar, ayudar en la limpieza, ir a comprar, y demás tareas que le encomendase su mujer.
Nosotros (el vallecano y yo), como habíamos salido por la noche con los amigos, pues nos levantábamos más tarde (sobre las 10 o así), desayunábamos, recogíamos el sofá-cama y ya bajábamos todos a la playa.
También estaban dos primos del vallecano, que habían ido todo el mes de Agosto a Torrevieja. Como el apartamento tenía dos habitaciones, en la habitación principal dormían los padres del vallecano, en la otra habitación, que tenía camas gemelas, dormían su primo y su prima, y en el salón dormíamos el vallecano y yo, en un sofá-cama.
Nos subíamos de la playa sobre las 13 horas poco más o menos, para preparar la comida (que ayudábamos tanto su prima como yo un poquito a la madre del vallecano en lo que nos pedía), luego ayudábamos a poner la mesa, comíamos, y ayudábamos a recoger.
Luego para lavar los cacharros, unos días lo hacía su prima, y otros yo, o las dos juntas, depende de cómo nos diera.
Luego su prima se ponía a estudiar el carnet de conducir teórico, y el resto veíamos la tele, o jugábamos a las cartas o a algún juego de mesa.
Después, sobre las 18 horas o así, cuando ya no hacía tantísimo calor, volvíamos a bajar a la playa hasta las 20 o 21 horas, volvíamos a casa, y cenábamos; y después de cenar, el vallecano y yo volvíamos a salir de marcha por la noche, hasta las 3 de la mañana como mucho, ya que a esa hora era cuando cerraban los pub´s de la zona.
Como podéis ver, todo más o menos normal.
Pues bien, resulta que cuando faltaban ya 2 o 3 días para volvernos a Madrid, un día, por la mañana, me despierto porque no hago más que oír al padre del vallecano refunfuñando (no hacen más que levantarse todos los días a las tantas, no hacen absolutamente nada en la casa, son unos caraduras, etc, etc, etc...), por lo que me acabé de despertar del todo, y desperté al vallecano, avisándole que parecía que su padre estaba de mal humor.
Nos levantamos callados, y sin haber desayunado todavía, recogimos el sofá-cama, para hacer un poco más de tiempo.
En esto, que el padre ya abre las puertas correderas del salón, y espeta "Vaya, por fin os habéis levantado. ¿Os parecerá bonito?, todos los días levantándoos a las tantas por salir todas las noches de fiesta. ¿Y vosotros os vais a casar?. No tenéis sentido ni responsabilidad ninguna."
Yo al principio me callaba, porqué más o menos conocía al padre, y sabía que cuando le entraban las ventoleras, era muy malo de aguantar, pero en esto se metió también la madre por medio, criticándome A MI, que cómo demonios pensaba cuidar de su hijo, que no sabía hacer absolutamente nada de la casa, ni cocinar, ni recoger, ni nada de nada; que con menuda mujer se iba a casar su hijo, etc, etc, etc.
Yo ya no pude más, y me eché a llorar, y le dije que puede que no supiera hacer comida muy variada, pero que nadie nacía sabiendo, y que ya iría aprendiendo, que además, su hijo y yo ya lo teníamos hablado, y que como a mí, no me gusta mucho lo del tema cocinar (aunque si hay que hacerlo se hace), y sin embargo a su hijo sí, pues que normalmente cocinaría su hijo, y yo lavaría los cacharros; a lo que me dijo tanto la madre como el padre, que cómo iba a cocinar su hijo, que quién tenía que cocinar era yo, que por algo era su mujer, y que era la mujer la que cocinaba, a lo que yo le dije que entonces, que sólo trabajase su hijo, y que fuese el único que trajese dinero a casa, y que ya me ocuparía yo de hacer las cosas de la casa, ya que iba a tener tiempo de sobra para aprender, pero que si yo trabajaba fuera, al igual que él, pues en la casa, los dos a arrimar el hombro.
Y como ellos seguían rezando, yo ya no pude más, y les dije que vale, que ya estaba bien, que si no les parecía buena para su hijo, que ellos le buscasen otra mujer, pero que dudaba mucho que encontrasen a otra chica que le quisiese tanto como yo.
Aquí el vallecano tuvo suerte, y se metió por medio, y se puso a pegar cuatro gritos, y a decir que ya estaba bien, que él quería estar conmigo, y que lo que hubiésemos decidido entre él y yo eran cosas nuestras, de nadie más, y que hiciesen el favor de dejarnos en paz, porque nosotros así lo habíamos decidido, y no iba a permitir que me estuviesen amargando como lo estaban haciendo en ese momento.
Repito, que tuvo suerte, porque os lo juro, no es por bravuconería, ni porque lo piense ahora mismo, sino que lo pensé en ese mismo momento; el vallecano no llega a dar la cara por mí en ese mismo momento, y habría llamado a mi padre para que fuese a sacarme un billete de vuelta de Torrevieja a Madrid para ese mismo día, y que anulase la boda (si los padres ya me estaban demostrando como iban a ser las cosas desde entonces en adelante, ya antes de casarnos, ¿cómo serían después?); pero como el vallecano en ese momento le echó un par de narices, por no decir otra cosa, y demostró que me respetaba como su futura mujer, y que me apoyaba, no sólo se lo agradecí, sino que si ya le quería, desde ese día le quise todavía más, ya que se enfrentó a sus padres por mí.
El resto de los días que quedaron, fueron poco a poco suavizándose las cosas, hasta más o menos volver a la normalidad; pero yo, sinceramente, me quedé muy decepcionada con mis futuros suegros, ya que hasta ese día, todo había sido siempre "Hija por aquí, hija por allá, regalitos, detalles, y demás historias siempre buenas".
Ese día, me mostraron una cara que yo no conocía, y que ya hacía tiempo que me había advertido la mujer del hermano del vallecano, la cual de hecho, apenas se trataba con ellos, al igual que el hermano, que sí, que les iba a ver a casa de visita algún que otro día, pero... muy de tarde en tarde.
Bueno, después de la boda, ya veríamos que nos deparaba el futuro, pero yo me sentía tranquila con respecto a mi vallecano, ya que demostró que me quería de verdad, y que me apoyaba al 100%, dijesen lo que dijesen sus padres.
El padre del vallecano, tenía la costumbre de levantarse muy temprano, sobre las 7 de la mañana o así, para bajarse a la playa a plantar la sombrilla y las hamacas cerquita del agua (por lo que vi, allí son muy dados a eso, o lo eran, porque creo que ahora lo han prohibido), y después se subía a casa a desayunar, ayudar en la limpieza, ir a comprar, y demás tareas que le encomendase su mujer.
Nosotros (el vallecano y yo), como habíamos salido por la noche con los amigos, pues nos levantábamos más tarde (sobre las 10 o así), desayunábamos, recogíamos el sofá-cama y ya bajábamos todos a la playa.
También estaban dos primos del vallecano, que habían ido todo el mes de Agosto a Torrevieja. Como el apartamento tenía dos habitaciones, en la habitación principal dormían los padres del vallecano, en la otra habitación, que tenía camas gemelas, dormían su primo y su prima, y en el salón dormíamos el vallecano y yo, en un sofá-cama.
Nos subíamos de la playa sobre las 13 horas poco más o menos, para preparar la comida (que ayudábamos tanto su prima como yo un poquito a la madre del vallecano en lo que nos pedía), luego ayudábamos a poner la mesa, comíamos, y ayudábamos a recoger.
Luego para lavar los cacharros, unos días lo hacía su prima, y otros yo, o las dos juntas, depende de cómo nos diera.
Luego su prima se ponía a estudiar el carnet de conducir teórico, y el resto veíamos la tele, o jugábamos a las cartas o a algún juego de mesa.
Después, sobre las 18 horas o así, cuando ya no hacía tantísimo calor, volvíamos a bajar a la playa hasta las 20 o 21 horas, volvíamos a casa, y cenábamos; y después de cenar, el vallecano y yo volvíamos a salir de marcha por la noche, hasta las 3 de la mañana como mucho, ya que a esa hora era cuando cerraban los pub´s de la zona.
Como podéis ver, todo más o menos normal.
Pues bien, resulta que cuando faltaban ya 2 o 3 días para volvernos a Madrid, un día, por la mañana, me despierto porque no hago más que oír al padre del vallecano refunfuñando (no hacen más que levantarse todos los días a las tantas, no hacen absolutamente nada en la casa, son unos caraduras, etc, etc, etc...), por lo que me acabé de despertar del todo, y desperté al vallecano, avisándole que parecía que su padre estaba de mal humor.
Nos levantamos callados, y sin haber desayunado todavía, recogimos el sofá-cama, para hacer un poco más de tiempo.
En esto, que el padre ya abre las puertas correderas del salón, y espeta "Vaya, por fin os habéis levantado. ¿Os parecerá bonito?, todos los días levantándoos a las tantas por salir todas las noches de fiesta. ¿Y vosotros os vais a casar?. No tenéis sentido ni responsabilidad ninguna."
Yo al principio me callaba, porqué más o menos conocía al padre, y sabía que cuando le entraban las ventoleras, era muy malo de aguantar, pero en esto se metió también la madre por medio, criticándome A MI, que cómo demonios pensaba cuidar de su hijo, que no sabía hacer absolutamente nada de la casa, ni cocinar, ni recoger, ni nada de nada; que con menuda mujer se iba a casar su hijo, etc, etc, etc.
Yo ya no pude más, y me eché a llorar, y le dije que puede que no supiera hacer comida muy variada, pero que nadie nacía sabiendo, y que ya iría aprendiendo, que además, su hijo y yo ya lo teníamos hablado, y que como a mí, no me gusta mucho lo del tema cocinar (aunque si hay que hacerlo se hace), y sin embargo a su hijo sí, pues que normalmente cocinaría su hijo, y yo lavaría los cacharros; a lo que me dijo tanto la madre como el padre, que cómo iba a cocinar su hijo, que quién tenía que cocinar era yo, que por algo era su mujer, y que era la mujer la que cocinaba, a lo que yo le dije que entonces, que sólo trabajase su hijo, y que fuese el único que trajese dinero a casa, y que ya me ocuparía yo de hacer las cosas de la casa, ya que iba a tener tiempo de sobra para aprender, pero que si yo trabajaba fuera, al igual que él, pues en la casa, los dos a arrimar el hombro.
Y como ellos seguían rezando, yo ya no pude más, y les dije que vale, que ya estaba bien, que si no les parecía buena para su hijo, que ellos le buscasen otra mujer, pero que dudaba mucho que encontrasen a otra chica que le quisiese tanto como yo.
Aquí el vallecano tuvo suerte, y se metió por medio, y se puso a pegar cuatro gritos, y a decir que ya estaba bien, que él quería estar conmigo, y que lo que hubiésemos decidido entre él y yo eran cosas nuestras, de nadie más, y que hiciesen el favor de dejarnos en paz, porque nosotros así lo habíamos decidido, y no iba a permitir que me estuviesen amargando como lo estaban haciendo en ese momento.
Repito, que tuvo suerte, porque os lo juro, no es por bravuconería, ni porque lo piense ahora mismo, sino que lo pensé en ese mismo momento; el vallecano no llega a dar la cara por mí en ese mismo momento, y habría llamado a mi padre para que fuese a sacarme un billete de vuelta de Torrevieja a Madrid para ese mismo día, y que anulase la boda (si los padres ya me estaban demostrando como iban a ser las cosas desde entonces en adelante, ya antes de casarnos, ¿cómo serían después?); pero como el vallecano en ese momento le echó un par de narices, por no decir otra cosa, y demostró que me respetaba como su futura mujer, y que me apoyaba, no sólo se lo agradecí, sino que si ya le quería, desde ese día le quise todavía más, ya que se enfrentó a sus padres por mí.
El resto de los días que quedaron, fueron poco a poco suavizándose las cosas, hasta más o menos volver a la normalidad; pero yo, sinceramente, me quedé muy decepcionada con mis futuros suegros, ya que hasta ese día, todo había sido siempre "Hija por aquí, hija por allá, regalitos, detalles, y demás historias siempre buenas".
Ese día, me mostraron una cara que yo no conocía, y que ya hacía tiempo que me había advertido la mujer del hermano del vallecano, la cual de hecho, apenas se trataba con ellos, al igual que el hermano, que sí, que les iba a ver a casa de visita algún que otro día, pero... muy de tarde en tarde.
Bueno, después de la boda, ya veríamos que nos deparaba el futuro, pero yo me sentía tranquila con respecto a mi vallecano, ya que demostró que me quería de verdad, y que me apoyaba al 100%, dijesen lo que dijesen sus padres.