Cuando estábamos inmersos en los preparativos de boda, y antes de encargar las invitaciones, mi padre llamó a una hermana suya que vive en Galicia.
Le comentó la fecha que teníamos prevista para nuestra boda, como ya indiqué en http://mamaonana.blogspot.com.es/2013/06/preparando-la-boda.html, a lo cual mi tía le comentó que mirásemos por todos los medios si podíamos cambiar la fecha para antes o para después, ya que al día siguiente, 10 de Julio de 1.999, ya tenían cogida la fecha para celebrar el "cabo de año" del fallecimiento de mi abuelo (el padre de mi padre), que había muerto el 11 de Julio del año anterior (1.998).
Lo hablamos entre mis padres y yo, decidimos que estaba antes y era más importante (por lo menos así nos lo parecía a nosotros) el cabo de año de mi abuelo, que la fecha de fallecimiento del pobre no se podía cambiar, mientras que una boda, sin haber hecho todavía las invitaciones, teníamos más libertad de movimiento; y pensamos, que lo mejor era retrasarla a poder ser para principios del mes de Septiembre, ya que entre la fecha que teníamos pensada en un principio, y antes de principios de Septiembre, haría demasiado calor en Madrid, además que estaban por medio las vacaciones de verano; y celebrarla antes, pensamos que si ya íbamos con la fecha justa..., cómo para encima andar más apurados.
Esa misma tarde, cuando vino el vallecano a buscarme se lo conté, y me dijo que por él no había ningún problema... Fuimos a casa de sus padres para comunicarles la noticia..., y ahí sí que hubo algún que otro problema. A la señora madre, no le pareció nada bien lo de atrasar la boda "¿No pueden atrasar el cabo de año ese para una semana más tarde, o adelantarlo a la semana anterior?", a lo que la expliqué que para nosotros, era mucho más importante celebrar el cabo de año de mi abuelo en la fecha que correspondía, que la boda. No le gustó mucho, pero bueno, aceptó lo del cambio de fecha, aunque también sugirió que al igual que podíamos atrasarla, también podíamos adelantarla... A explicarle también lo ajustados que íbamos de tiempo... No le hizo mucha gracia, pero no le quedó otra que claudicar, a fin de cuentas, tanto el vallecano como yo estábamos de acuerdo (ni que tuviese ella más interés que nosotros en que nos casásemos cuanto antes, leches).
Después fuimos directos a la Iglesia donde se celebraría la ceremonia, que era donde más miedo teníamos por el tema fechas. Lo estuvieron comprobando..., y sí, había un hueco para primeros de Septiembre, también por la mañana. En concreto para el día 04 de Septiembre de 1.999. Les dijimos que en principio nos reservaran ese día, ya que teníamos que ir a hablar con los salones, para ver si no había ningún problema, y nos facilitaron el teléfono para que según fuésemos al salón, y nos dijesen lo que fuera, les pudiésemos llamar y así ya dejarla fijada.
Fuimos lo más rápido posible a los salones..., y tampoco había ningún problema para esa fecha, ni con la hora, ni con el salón que habíamos elegido (tenían 5 salones, pero a nosotros el que más nos gustaba era uno, el Salón Madrid se llamaba). Ya hicimos allí directamente el cambio, y según salimos de los salones, llamamos a la Iglesia para confirmar finalmente la fecha del 04 de Septiembre.
Ya con la nueva fecha en marcha, encargamos lo que nos faltaba, es decir, las invitaciones de boda, las orlas de los puros, las cajetillas para los cigarrillos, y las etiquetas para los regalitos.
Como se suele decir, los preparativos de boda ya iban "viento en popa, y a toda vela".
Ya sólo quedaba pendiente, para la última prueba del vestido, que me iban a hacer también una prueba de peinado y de maquillaje, para que me viese bien vestida de novia (aunque la peluquera me advirtió que no iba a ser exactamente ni el peinado ni el maquillaje que iba a llevar para mi boda, sino algo parecido, para hacerme una idea)
Cuando ya tuvimos las invitaciones en nuestro poder, tocó las pertinentes visitas a todos los invitados para acercárselas, excepto a la familia del vallecano que vivía en Ávila, que a esos se las fueron a llevar los padres del vallecano un fin de semana que fueron, y excepto a la familia de mi padre y de mi madre que vivía en Galicia, que aprovechando el cabo de año de mi abuelo, también las llevaron, y se quedaron un par de semanitas de vacaciones antes de venirse a Madrid para ultimar los últimos preparativos. Para el cabo de año de mi abuelo yo no fui, ya que yo me quedé en Madrid con los montadores, para poderles llevar de una obra a otra. A fin de cuentas, así es la vida del autónomo. Como tú no vayas a trabajar, nadie te va a venir a traer el dinero a casa. Como decía mi padre, pan por dormir nadie da.
Lo hablamos entre mis padres y yo, decidimos que estaba antes y era más importante (por lo menos así nos lo parecía a nosotros) el cabo de año de mi abuelo, que la fecha de fallecimiento del pobre no se podía cambiar, mientras que una boda, sin haber hecho todavía las invitaciones, teníamos más libertad de movimiento; y pensamos, que lo mejor era retrasarla a poder ser para principios del mes de Septiembre, ya que entre la fecha que teníamos pensada en un principio, y antes de principios de Septiembre, haría demasiado calor en Madrid, además que estaban por medio las vacaciones de verano; y celebrarla antes, pensamos que si ya íbamos con la fecha justa..., cómo para encima andar más apurados.
Esa misma tarde, cuando vino el vallecano a buscarme se lo conté, y me dijo que por él no había ningún problema... Fuimos a casa de sus padres para comunicarles la noticia..., y ahí sí que hubo algún que otro problema. A la señora madre, no le pareció nada bien lo de atrasar la boda "¿No pueden atrasar el cabo de año ese para una semana más tarde, o adelantarlo a la semana anterior?", a lo que la expliqué que para nosotros, era mucho más importante celebrar el cabo de año de mi abuelo en la fecha que correspondía, que la boda. No le gustó mucho, pero bueno, aceptó lo del cambio de fecha, aunque también sugirió que al igual que podíamos atrasarla, también podíamos adelantarla... A explicarle también lo ajustados que íbamos de tiempo... No le hizo mucha gracia, pero no le quedó otra que claudicar, a fin de cuentas, tanto el vallecano como yo estábamos de acuerdo (ni que tuviese ella más interés que nosotros en que nos casásemos cuanto antes, leches).
Después fuimos directos a la Iglesia donde se celebraría la ceremonia, que era donde más miedo teníamos por el tema fechas. Lo estuvieron comprobando..., y sí, había un hueco para primeros de Septiembre, también por la mañana. En concreto para el día 04 de Septiembre de 1.999. Les dijimos que en principio nos reservaran ese día, ya que teníamos que ir a hablar con los salones, para ver si no había ningún problema, y nos facilitaron el teléfono para que según fuésemos al salón, y nos dijesen lo que fuera, les pudiésemos llamar y así ya dejarla fijada.
Fuimos lo más rápido posible a los salones..., y tampoco había ningún problema para esa fecha, ni con la hora, ni con el salón que habíamos elegido (tenían 5 salones, pero a nosotros el que más nos gustaba era uno, el Salón Madrid se llamaba). Ya hicimos allí directamente el cambio, y según salimos de los salones, llamamos a la Iglesia para confirmar finalmente la fecha del 04 de Septiembre.
Ya con la nueva fecha en marcha, encargamos lo que nos faltaba, es decir, las invitaciones de boda, las orlas de los puros, las cajetillas para los cigarrillos, y las etiquetas para los regalitos.
Como se suele decir, los preparativos de boda ya iban "viento en popa, y a toda vela".
Ya sólo quedaba pendiente, para la última prueba del vestido, que me iban a hacer también una prueba de peinado y de maquillaje, para que me viese bien vestida de novia (aunque la peluquera me advirtió que no iba a ser exactamente ni el peinado ni el maquillaje que iba a llevar para mi boda, sino algo parecido, para hacerme una idea)
Cuando ya tuvimos las invitaciones en nuestro poder, tocó las pertinentes visitas a todos los invitados para acercárselas, excepto a la familia del vallecano que vivía en Ávila, que a esos se las fueron a llevar los padres del vallecano un fin de semana que fueron, y excepto a la familia de mi padre y de mi madre que vivía en Galicia, que aprovechando el cabo de año de mi abuelo, también las llevaron, y se quedaron un par de semanitas de vacaciones antes de venirse a Madrid para ultimar los últimos preparativos. Para el cabo de año de mi abuelo yo no fui, ya que yo me quedé en Madrid con los montadores, para poderles llevar de una obra a otra. A fin de cuentas, así es la vida del autónomo. Como tú no vayas a trabajar, nadie te va a venir a traer el dinero a casa. Como decía mi padre, pan por dormir nadie da.
No hay comentarios:
Publicar un comentario