miércoles, 22 de mayo de 2013

Noviazgo con el vallecano. (Parte II)

Pasada la Semana Santa, volví a Madrid. Otra vez de vuelta al instituto, y con mi novio el vallecano.

Seguíamos con la misma rutina que antes de Semana Santa. Instituto, amigos, salir de marcha..., pero se introdujo una nueva variante, bastante frecuente para mi gusto. Cada vez pasábamos más tiempo en casa de sus padres. Tanto era así, que al final la madre me "regaló" unas zapatillas de estar por casa, para que me las pudiese poner cada vez que íbamos. Por suerte me llevaba bien con los padres, y en ese sentido, no tenía ninguna queja, pero me gustaría estar más a nuestro rollo, sin estar tanto en su casa. Recuerdo que un día, su hermano (un año más pequeño que él, pero ya casado por aquel entonces), se lo dijo. "Tú pareces tonto macho, en lugar de estar por ahí con tu chica, vienes a casa de los papas. ¡Pero sácala y llévatela a dar una vuelta, o tomar algo los dos solos antes de quedar con los amigos!"

Por esa época, fue la boda de los amigos que comenté en http://mamaonana.blogspot.com.es/2013/04/feliz-adolescencia-mas-o-menos_15.html

Y así fue pasando el tiempo. 


El vallecano, cuando empezamos, no estudiaba, ni trabajaba, pero después de Semana Santa se metió en un curso por el Inem de Electricidad. Él tenía hecho el FP I de Electricista, y con ese curso, pues digamos que volvía a recordar lo ya estudiado; pero nada, que no conseguía trabajo. A primeros de Junio, viendo mi padre que no era un "noviete", sino que era MI NOVIO, y sabiendo que no trabajaba, le propuso empezar a trabajar en la empresa de mi padre como peón, dejándole las tardes libres hasta que acabase el curso, para que así pudiese acabar también dicho curso, a lo que el vallecano, aceptó.

Al principio, muy bien, pero según iba pasando el tiempo...

Llegó el verano, y el vallecano se fue unos días a Torrevieja con sus padres, y luego vino unos días a mi pueblo, para las fiestas. Como mis padres y yo estábamos en casa de la abuela, y aparte, mis padres eran de la "vieja escuela", ya habíamos alquilado una habitación en la pensión del pueblo donde años antes habían estado unos primos míos, la que mencioné en http://mamaonana.blogspot.com.es/2013/04/de-adolescente-mujercita-parte-i.html, en la cual sólo dormía el vallecano, yo seguía durmiendo en casa de mi abuela. Estando en el pueblo, el vallecano conoció a mis primos de allí, y a mis amigos. También allí conoció a mi prima Y.; pero ese verano, no vi al gallego. Sí estaba también mi ex, junto con su novia, y aunque la novia al principio me miraba raro, como si desconfiase de mí, al final nos acabamos llevando bien.


Ya de vuelta en Madrid, yo me sentía entre la espada y la pared, con respecto a mi padre y el vallecano por el tema del trabajo, porque llegaba mi padre de trabajar y era... "es que el vallecano... bla, bla, bla...", y los fines de semana, con el vallecano, llegaba él y me decía... "es que tu padre... patatín, patatán, patamasallá...". Al final acabé tan hasta los cojones harta, que le dije a mi padre que lo echara, que ya no aguantaba más tanta tontería de uno y de otro, y que ya no quería escuchar ninguna historia más. Al final, no hizo falta que mi padre lo echara, porque poco después, al padre del vallecano le ofrecieron que su hijo entrase a trabajar en la fábrica de camiones donde el padre trabajaba de hacía muchísimos años.

Poco antes de empezar el nuevo curso escolar (cuando acabé 3º de B.U.P, no seguí con C.O.U., sino que me matriculé en F.P. II de Delineación de Edificios y Obras), quedamos un fin de semana con los amigos que el vallecano tenía en Torrevieja, pero que eran de Madrid, y yo, por eso de no sentirme fuera de lugar entre tanto desconocido, le pedí a una amiga mía, T., que se viniese con nosotros, ya que a fin de cuentas íbamos a salir por la zona de Tribunal, y ella vivía allí. 

Por suerte, los amigos resultaron ser bastante agradables, y nos lo pasamos bien. T. y el vallecano, ese día hablaron más que otros, ya que como T., al igual que yo, tampoco conocía a ninguno de los otros chicos, y ella era bastante más tímida que yo, pues para que no se sintiera incómoda con los demás, digamos que el vallecano le prestó más atención... 

Lo malo de esa atención, es que ya en la segunda semana que yo fui al nuevo instituto, un viernes el vallecano no vino a buscarme, y me extrañó, por lo que le llamé al móvil, y me dijo que había quedado con T., y que estaban los dos en mi barrio, esperando a que yo llegase para tomar algo antes de irme a casa; pero pocas semanas después, estaba con el resto de mis amigos, y con T., en Tribunal, de marcha por los pub´s por lo visto esperando a que yo le llamase para decirme dónde estaban; y pocos días después, no podía venir a buscarme ese viernes al instituto, porque había quedado con T., que por lo visto había discutido con su madre y estaban tomando algo para ver si se calmaba... 

Tanto quedar con T., a mí ya me olía a chamusquina, por no decir otra cosa, y al final, un día fui a casa de T. a hablar con ella, para ver qué demonios pasaba. 

Me confesó que entre ellos no había sucedido nada en absoluto, pero sí tenía que admitir que le gustaba mucho el vallecano, y por lo visto, ella también a él, y que "había conectado a un nivel espiritual" (juro que no me lo estoy inventando, esas fueron sus palabras, y aún hoy por hoy, cada vez que oigo algo parecido a alguien o incluso en la tele, me pongo de mala leche) que no les había sucedido con nadie. Y estando hablando con ella, (a todo esto se supone que yo estaba en el instituto), llegó el vallecano a su casa con la guitarra... 

Cuando lo vi... me quedé helada. Sabía lo que eso significaba. Le gustaba muchísimo. Al final, el vallecano se vino conmigo. 


Estuvimos tomando algo, me llevó a mi casa, y cuando fue para despedirnos, me giré y le puse la cara; y le dije que hasta aquí habíamos llegado. Que si quería estar con T., tenía vía libre, yo en ese mismo momento le dejaba, yo no iba a estar por medio, pero que más mentiras, NO. 

Para mí, se había acabado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario