jueves, 30 de mayo de 2013

Reencuentro con el gallego. (Parte III)

Poco después de la reconciliación con el vallecano, vino el novio de mi prima Y., junto con su primo (el gallego), y un amigo.

Ese fin de semana, coincidió que el vallecano se fue al pueblo de su madre, que está en la provincia de Ávila, por lo que solamente estuvimos mi prima y yo con su novio y compañía.

Llegaron a Madrid el sábado por mañana, y les fuimos a recoger a la estación de autobuses, para después llevarles al hotel que mi prima había reservado. Después de que dejaran el equipaje en la habitación, fuimos a dar una vuelta por el Retiro, y nos acercamos a un bar donde había estado trabajando el gallego durante dos años, antes de volverse a Galicia. Luego nos vinimos al barrio a comer. Yo me fui a mi casa, mientras el resto fueron a casa de mi prima a comer, que mi tía había preparado comida para todos. Después de comer, yo me fui a casa de mi prima. Estuvimos tomando café, y hablando.

De allí a un rato, el gallego dijo que se bajaba a tomar algo, y se fue.  Yo me quedé con los demás en casa de mi prima (la verdad es que me habría gustado ir con el gallego, pero me parecía demasiado cantoso. Años después me enteré que por lo visto estuvo en el bar que había enfrente de casa de mi tía esperándome por si bajaba). 

Después de haber estado esperando como una hora o algo más a que volviera el gallego, y en vista de que no llegaba, decidimos dar una vuelta por el barrio para hacer tiempo a que volviese. De allí a poquito nos lo encontramos en la calle, que salía de un bar de tomar algo.


Luego nos fuimos al centro, a la zona de Huertas, de marcha. Estando allí, nos encontramos con mis amigos, y estuvimos un ratito hablando con ellos. Nos acercamos un ratito al hotel a que se dieran una ducha, para despejarse un poco (habían estado la noche anterior sin dormir viniendo en el autocar), el gallego fue el primero en ducharse, y luego, mientras los demás se duchaban se tumbó en la cama a ver la tele, y me dijo con la mano que me tumbase con él. Me acosté a su lado, y él me cogió y me apoyó en su pecho, acariciándome la espalda, súper tierno; yo creía que me derretía, me gustó muchísimo, y me parecía una situación de complicidad absoluta. Cuando acabó el último de ducharse, y cambiarse, volvimos a salir de marcha. Después de un rato, mi prima y su novio se fueron para estar un rato a solas, y nos quedamos el gallego, el amigo y yo por los pub's de Huertas, tomando algo, bailando, hablando..., y con bastante tonteo por parte del gallego y mía, pero sin que llegase a pasar nada.

A la hora que había quedado yo con mi prima, nos fuimos hacia el hotel para recoger a mi prima, y ella y yo volvernos a casa a dormir. Me despedí de todos, ya que al día siguiente, por la mañana, se volvían a Galicia. Los dos besos de rigor al primo, al amigo, y dejé al gallego el último (mi papi me enseñó que cuando hay una comida que algo no te gusta gran cosa, y otra cosa te gusta mucho, dejas para el final lo que más te gusta, para acabar con buen sabor de boca, y yo lo aplicaba -aún a fecha de hoy- a todo). La caricia que me hizo en la cara después de despedirnos... me dejó flotando en las nubes. Me quedé con ganas de más, mucho más, pero por respeto a nuestras respectivas parejas, y como el gallego ya lo sabía de la Semana Santa, como conté en http://mamaonana.blogspot.com.es/2013/05/reencuentro-con-el-gallego-parte-ii.html, pues no pasó nada más, a pesar de que a él también se le notaba que le habría gustado.

Con un poco de suerte, le volvería a ver ese verano.

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