Me acuerdo, que no hacía tanto, mientras planeábamos la boda, y hacíamos los preparativos, pensaba "Bah, todavía quedan 8 meses. Bah, todavía quedan 5 meses. Bueno, aún quedan 2 meses...", y de repente... "¡¡¡No!!!, ¡¡¡sólo queda una semana!!!"
Con respecto a los preparativos de la boda, fue la semana que peor lo pasé. Estaba completamente hecha un manojo de nervios, nunca hasta entonces había estado tan nerviosa en toda mi vida...
El día anterior a mi boda, llegaron algunos tíos y primos míos de Galicia, y entre recogerlos, estar con ellos, y tal, pues ese día lo llevé mejor; pero esa noche... si conseguí dormir 2 horas, es mucho.
A primera hora de la mañana (me casaba a las 12 de la mañana), cita en la peluquería para que me hicieran el recogido y que me maquillaran. El recogido llevaba rosas naturales. La verdad, es que me dejaron guapísima.
Luego, ir a casa, y entre dos tías mías y mi madre, ayudarme a vestirme.
Cuando salíamos de casa, como vivía con mis padres en un 1º, bajamos por las escaleras. Mi padre llevaba unos días con la rodilla un poco fastidiada, y fue bajar por las escaleras, y si no le sujeto a tiempo, se habría caído... (ya me veía en el hospital, en lugar de celebrando mi boda, pero por suerte, se pudo evitar la caída, y todo quedó en un susto).
Mi padre alquiló un coche con chófer para ir de casa a la iglesia, y de la iglesia al banquete; y cuando íbamos de camino a la iglesia, yo no sé si fue por el ligero mareo que me dio el olor del centro de flores que llevaba dentro el coche, o si por la tensión acumulada, o los nervios..., yo que siempre había pensado que las chicas que lloraban en sus bodas eran unas ñoñas..., voy yo, y me pongo a llorar en el coche. Recuerdo que mi padre me abrazó, y me dijo: "Tranquila cariño, siempre estaré contigo, pase lo que pase. Siempre cuidaré de ti, y estaré siempre que me necesites. Te quiero mi amor. No te preocupes por nada. Estoy aquí, contigo."
Llegamos a la iglesia, y ver a toda mi familia y mis amigos ya esperándonos, y arriba, a la puerta de la iglesia, al vallecano y su madre, ya listos para entrar según llegásemos, me llenó de alegría.
La ceremonia..., sinceramente, no me acuerdo de nada. Lo que sí recuerdo, es que había que leer dos lecturas, y el vallecano y yo decidimos que una lectura la hiciese una prima mía, y otra lectura, una prima suya.
Cuando acabó la ceremonia, llegó la firma con los testigos, que pusimos a los padres del vallecano, a mis padres, al hermano del vallecano, y a su mujer.
Luego las fotos dentro de la iglesia, salir, tirarnos arroz, más fotos con la familia y los amigos... (vamos, lo normal).
Ya acabada la ceremonia y sus consiguientes fotos, fuimos al salón que habíamos reservado.
Mientras nos sacaban las fotos que hacían en el recinto del salón, iban llegando los invitados. Aquí en Madrid, normalmente, antes de ir al salón, llevan a los novios a los jardines del Palacio Real, pero nosotros, para no retrasar demasiado el banquete, y así luego poder tener más tiempo para el baile, decidimos saltarnos éste paso.
Mientras que en las fotos de la iglesia, exceptuando las de la salida, salgo bastante seria o pensativa, en las del salón, salgo en todas sonrientes, pero en las que salgo más sonriente, es en aquellas en las que estoy con mi padre.
Mis suegros, cuando fue de hacer la reserva y elegir el menú, os recuerdo que no estaban muy conformes con lo que habíamos decidido, ya que les parecía "un bodorrio, más que una boda", por lo excesivo..., pero tal y como me dijeron mis padres después, menos mal que iba a ser mucha comida, e iba a sobrar, porque por parte de la familia del vallecano, bien que se comieron absolutamente todo.
La familia por parte del vallecano, los que dieron dinero, se lo dieron a los padres del vallecano (lógico), al igual que mi familia, se lo dieron a mis padres.
Cuando llegó la hora del baile nupcial, como mi padre estaba fastidiado de la rodilla, estuvimos hablando con los padres del vallecano, y en lugar de abrir el baile los novios, y que luego mi padre bailase conmigo, y la madre del vallecano con él, hicimos justo al revés; es decir, nosotros abrimos el baile, pero luego quien bailó conmigo fue el padre del vallecano, y con el vallecano, mi madre.
Posteriormente, cuando ya estaba todo el mundo bailando, y era la hora de mientras ir a pagar el banquete, la madre del vallecano nos cogió al vallecano y a mí, para que fuésemos a otro sitio aparte, para contar el dinero, para que pudiesen pagar su parte del banquete. (El vallecano y yo habíamos decidido pagar el banquete a medias, pero como yo tenía más invitados que ellos, los padres se negaron, y dijeron que cada uno pagase sus invitados. Me pareció muy cutre, pero bueno). La madre cada dos por tres poniéndonos nerviosos, diciendo, que no sabía si iba a llegar el dinero que le habían dado, pero que menos mal, que ella había traído más dinero por si acaso.
Cuando subimos de contar el dinero, mis padres ya se habían cansado de esperar con el encargado de los salones, por lo que mis padres, ni cortos ni perezosos, pagaron todo; tanto mi parte, como la del vallecano. Entonces, mi suegra cogió a mi padre aparte, para darle el dinero, y mi padre le dijo que tranquila, que ya arreglarían cuentas otro día; que por ese día, el tema ya estaba zanjado.
No había bailado tanto en toda mi vida. Con mis tíos, mis primos, los tíos y primos del vallecano, los amigos... acabé con los pies destrozados.
Luego cada uno se fue por su cuenta a su casa, o a donde quisieran. El vallecano y yo nos fuimos a casa de mis padres, para estar un rato con mis tíos y primos, y luego a las 10 de la noche, habíamos contratado para ir a un pub del barrio, con el cual habíamos acordado que las 2 primeras copas que se tomara cada invitado eran gratis, una copa la pagábamos nosotros, y la segunda, se hacía cargo el pub, y las posteriores, que cada uno se pagase lo suyo. (Era por un sistema de tickets, que ya habíamos dado en el banquete de la boda, cuando pasamos a hacer la "ronda" por todas las mesas, para hablar con todos los invitados).
Sobre las 3 de la mañana, salimos del pub para ir a casa, y los escasos 100 metros que había del pub a donde habíamos aparcado el coche, creo que debí tardar al menos 15 minutos en hacerlo. Tenía un dolor de pies..., que me moría.
Llegamos a casa, pero... ¡oh, sorpresa!, la luz de la entradita no funciona... ¿qué pasa?. ¿Que está la bombilla floja?..., y toda la entradita llena de todos los zapatos que teníamos... (tuvimos que pasar sorteándolos). ¿Y qué es esa música que oigo?... Proviene del salón..., la minicadena está encendida, con música suave muy bajita, hay encima de la mesa una cubitera con hielo y una botella de champán dentro, y dos copas al lado muy bonitas, junto una nota de mi tía P., mi tío J., y mi prima S. La verdad es que me emocioné, pero no tenía demasiado tiempo, venía con unas ganas terribles de ir al baño..., pero aún me tuve que aguantar un poco más. Estaba toda la taza del wc llena de crema de manos. A limpiar antes de poder usarlo, y con las ganas que tenía de ir... GRRR!!!
Después de beber un par de copas de champán, mi ya marido, me ayudó a quitarme el vestido de la boda. Con tanto botoncito que tenía en la espalda, se desesperaba, y decía que tenía ganas de arrancarlos "¡NI SE TE OCURRA!". Cuando consiguió desabrocharme todo el vestido, tenía arroz hasta en el ombligo; con todo el arroz que cayó al suelo, nos habría dado para hacer una paella. Ya me estoy poniendo el camisón de boda que me regaló mi madre con una bata a juego, todo de raso y encaje, precioso..., cuando llegan mis primos a aporrear la puerta de casa y a fundir el timbre "¡¡¡Abrir!!!, ¡¡¡tenemos que entrar!!!, ¡¡¡abrir la puerta!!!" (Menos mal que los vecinos sabían que ese día nos habíamos casado, y fueron comprensivos, y no salió ninguno a llamar la atención). Yo, ni corta ni perezosa, fui a la cocina, llené un bol con agua, y a la que el vallecano abría la puerta, yo les lancé el bol con agua. Si los vierais unos subiendo las escaleras a todo correr, otros bajándolas..., pero la gran mayoría, empapados... (Jajajaja...). Y luego a grito puro en la calle "¡¡¡Venga, tíranos aquí también agua!!!". Ésta vez no fue con un bol; ¡ésta vez fue con un cubo por la ventana!. "¡¡¡CABRONA!!!" Todos empapados de arriba abajo.
Ya se despiden, nos desean una buena y fructífera noche, y se van.
Nos vamos a acostar, pero al sentarnos en la cama... ¿qué es esto?. Hubo que deshacer absolutamente toda la cama. Por debajo de la sabana ajustable, estaba todo lleno de cd´s, y cassettes.
Fue un gran día. A "dormir", que al día siguiente, cuando nos levantáramos, nos íbamos de luna de miel (3 días, al vallecano le dijeron en el curro que no le podían dar más porque estaban hasta arriba de trabajo, a pesar de saber que le correspondían 15 días, que por lo visto, se los darían más adelante) a Torrevieja.
Con respecto a los preparativos de la boda, fue la semana que peor lo pasé. Estaba completamente hecha un manojo de nervios, nunca hasta entonces había estado tan nerviosa en toda mi vida...
El día anterior a mi boda, llegaron algunos tíos y primos míos de Galicia, y entre recogerlos, estar con ellos, y tal, pues ese día lo llevé mejor; pero esa noche... si conseguí dormir 2 horas, es mucho.
A primera hora de la mañana (me casaba a las 12 de la mañana), cita en la peluquería para que me hicieran el recogido y que me maquillaran. El recogido llevaba rosas naturales. La verdad, es que me dejaron guapísima.
Luego, ir a casa, y entre dos tías mías y mi madre, ayudarme a vestirme.
Cuando salíamos de casa, como vivía con mis padres en un 1º, bajamos por las escaleras. Mi padre llevaba unos días con la rodilla un poco fastidiada, y fue bajar por las escaleras, y si no le sujeto a tiempo, se habría caído... (ya me veía en el hospital, en lugar de celebrando mi boda, pero por suerte, se pudo evitar la caída, y todo quedó en un susto).
Mi padre alquiló un coche con chófer para ir de casa a la iglesia, y de la iglesia al banquete; y cuando íbamos de camino a la iglesia, yo no sé si fue por el ligero mareo que me dio el olor del centro de flores que llevaba dentro el coche, o si por la tensión acumulada, o los nervios..., yo que siempre había pensado que las chicas que lloraban en sus bodas eran unas ñoñas..., voy yo, y me pongo a llorar en el coche. Recuerdo que mi padre me abrazó, y me dijo: "Tranquila cariño, siempre estaré contigo, pase lo que pase. Siempre cuidaré de ti, y estaré siempre que me necesites. Te quiero mi amor. No te preocupes por nada. Estoy aquí, contigo."
Llegamos a la iglesia, y ver a toda mi familia y mis amigos ya esperándonos, y arriba, a la puerta de la iglesia, al vallecano y su madre, ya listos para entrar según llegásemos, me llenó de alegría.
La ceremonia..., sinceramente, no me acuerdo de nada. Lo que sí recuerdo, es que había que leer dos lecturas, y el vallecano y yo decidimos que una lectura la hiciese una prima mía, y otra lectura, una prima suya.
Cuando acabó la ceremonia, llegó la firma con los testigos, que pusimos a los padres del vallecano, a mis padres, al hermano del vallecano, y a su mujer.
Luego las fotos dentro de la iglesia, salir, tirarnos arroz, más fotos con la familia y los amigos... (vamos, lo normal).
Ya acabada la ceremonia y sus consiguientes fotos, fuimos al salón que habíamos reservado.
Mientras nos sacaban las fotos que hacían en el recinto del salón, iban llegando los invitados. Aquí en Madrid, normalmente, antes de ir al salón, llevan a los novios a los jardines del Palacio Real, pero nosotros, para no retrasar demasiado el banquete, y así luego poder tener más tiempo para el baile, decidimos saltarnos éste paso.
Mientras que en las fotos de la iglesia, exceptuando las de la salida, salgo bastante seria o pensativa, en las del salón, salgo en todas sonrientes, pero en las que salgo más sonriente, es en aquellas en las que estoy con mi padre.
Mis suegros, cuando fue de hacer la reserva y elegir el menú, os recuerdo que no estaban muy conformes con lo que habíamos decidido, ya que les parecía "un bodorrio, más que una boda", por lo excesivo..., pero tal y como me dijeron mis padres después, menos mal que iba a ser mucha comida, e iba a sobrar, porque por parte de la familia del vallecano, bien que se comieron absolutamente todo.
La familia por parte del vallecano, los que dieron dinero, se lo dieron a los padres del vallecano (lógico), al igual que mi familia, se lo dieron a mis padres.
Cuando llegó la hora del baile nupcial, como mi padre estaba fastidiado de la rodilla, estuvimos hablando con los padres del vallecano, y en lugar de abrir el baile los novios, y que luego mi padre bailase conmigo, y la madre del vallecano con él, hicimos justo al revés; es decir, nosotros abrimos el baile, pero luego quien bailó conmigo fue el padre del vallecano, y con el vallecano, mi madre.
Posteriormente, cuando ya estaba todo el mundo bailando, y era la hora de mientras ir a pagar el banquete, la madre del vallecano nos cogió al vallecano y a mí, para que fuésemos a otro sitio aparte, para contar el dinero, para que pudiesen pagar su parte del banquete. (El vallecano y yo habíamos decidido pagar el banquete a medias, pero como yo tenía más invitados que ellos, los padres se negaron, y dijeron que cada uno pagase sus invitados. Me pareció muy cutre, pero bueno). La madre cada dos por tres poniéndonos nerviosos, diciendo, que no sabía si iba a llegar el dinero que le habían dado, pero que menos mal, que ella había traído más dinero por si acaso.
Cuando subimos de contar el dinero, mis padres ya se habían cansado de esperar con el encargado de los salones, por lo que mis padres, ni cortos ni perezosos, pagaron todo; tanto mi parte, como la del vallecano. Entonces, mi suegra cogió a mi padre aparte, para darle el dinero, y mi padre le dijo que tranquila, que ya arreglarían cuentas otro día; que por ese día, el tema ya estaba zanjado.
No había bailado tanto en toda mi vida. Con mis tíos, mis primos, los tíos y primos del vallecano, los amigos... acabé con los pies destrozados.
Luego cada uno se fue por su cuenta a su casa, o a donde quisieran. El vallecano y yo nos fuimos a casa de mis padres, para estar un rato con mis tíos y primos, y luego a las 10 de la noche, habíamos contratado para ir a un pub del barrio, con el cual habíamos acordado que las 2 primeras copas que se tomara cada invitado eran gratis, una copa la pagábamos nosotros, y la segunda, se hacía cargo el pub, y las posteriores, que cada uno se pagase lo suyo. (Era por un sistema de tickets, que ya habíamos dado en el banquete de la boda, cuando pasamos a hacer la "ronda" por todas las mesas, para hablar con todos los invitados).
Sobre las 3 de la mañana, salimos del pub para ir a casa, y los escasos 100 metros que había del pub a donde habíamos aparcado el coche, creo que debí tardar al menos 15 minutos en hacerlo. Tenía un dolor de pies..., que me moría.
Llegamos a casa, pero... ¡oh, sorpresa!, la luz de la entradita no funciona... ¿qué pasa?. ¿Que está la bombilla floja?..., y toda la entradita llena de todos los zapatos que teníamos... (tuvimos que pasar sorteándolos). ¿Y qué es esa música que oigo?... Proviene del salón..., la minicadena está encendida, con música suave muy bajita, hay encima de la mesa una cubitera con hielo y una botella de champán dentro, y dos copas al lado muy bonitas, junto una nota de mi tía P., mi tío J., y mi prima S. La verdad es que me emocioné, pero no tenía demasiado tiempo, venía con unas ganas terribles de ir al baño..., pero aún me tuve que aguantar un poco más. Estaba toda la taza del wc llena de crema de manos. A limpiar antes de poder usarlo, y con las ganas que tenía de ir... GRRR!!!
Después de beber un par de copas de champán, mi ya marido, me ayudó a quitarme el vestido de la boda. Con tanto botoncito que tenía en la espalda, se desesperaba, y decía que tenía ganas de arrancarlos "¡NI SE TE OCURRA!". Cuando consiguió desabrocharme todo el vestido, tenía arroz hasta en el ombligo; con todo el arroz que cayó al suelo, nos habría dado para hacer una paella. Ya me estoy poniendo el camisón de boda que me regaló mi madre con una bata a juego, todo de raso y encaje, precioso..., cuando llegan mis primos a aporrear la puerta de casa y a fundir el timbre "¡¡¡Abrir!!!, ¡¡¡tenemos que entrar!!!, ¡¡¡abrir la puerta!!!" (Menos mal que los vecinos sabían que ese día nos habíamos casado, y fueron comprensivos, y no salió ninguno a llamar la atención). Yo, ni corta ni perezosa, fui a la cocina, llené un bol con agua, y a la que el vallecano abría la puerta, yo les lancé el bol con agua. Si los vierais unos subiendo las escaleras a todo correr, otros bajándolas..., pero la gran mayoría, empapados... (Jajajaja...). Y luego a grito puro en la calle "¡¡¡Venga, tíranos aquí también agua!!!". Ésta vez no fue con un bol; ¡ésta vez fue con un cubo por la ventana!. "¡¡¡CABRONA!!!" Todos empapados de arriba abajo.
Ya se despiden, nos desean una buena y fructífera noche, y se van.
Nos vamos a acostar, pero al sentarnos en la cama... ¿qué es esto?. Hubo que deshacer absolutamente toda la cama. Por debajo de la sabana ajustable, estaba todo lleno de cd´s, y cassettes.
Fue un gran día. A "dormir", que al día siguiente, cuando nos levantáramos, nos íbamos de luna de miel (3 días, al vallecano le dijeron en el curro que no le podían dar más porque estaban hasta arriba de trabajo, a pesar de saber que le correspondían 15 días, que por lo visto, se los darían más adelante) a Torrevieja.
Madre mía ya tienes que tener paciencia ya con tu suegra...me pongo mala solamente de leer las cosas que hace.
ResponderEliminarMe alegro que te lo pasaras tan bien en tu boda.
Un beso
Uy!!!, pues todavía falta lo mejor... en breve lo descubrirás.
EliminarEs que me tocó una suegra..., que menuda joyita!!!