lunes, 8 de julio de 2013

Mi matrimonio. Relación entre el vallecano y yo.

Durante 1 año y 8 meses, tuve un matrimonio en el cual hubo gracias a Dios, más días buenos que malos.

Al principio, nos costó un poquito adaptarnos el uno al otro; obviamente, no es lo mismo estar juntos unas horas al día, que todo el santo día, pero bueno, con mucho amor, cariño, paciencia, y alguna que otra discusión, nos logramos entender perfectamente.

Los sábados, o bien quedábamos con los amigos, o con mis cuñados, o con mis primos de Madrid; eso sí... ¡¡¡ya no había hora de llegada a casa!!! (Jejeje...), y si nos apetecía llegar a las 00:00, pues llegábamos a esa hora, pero si nos daban las 06:00, tampoco había problema. Luego al día siguiente, cuando hablaba con mi madre, y me preguntaba a qué hora habíamos llegado, y ese día le decía las y pico mil, me preguntaba que si esa era hora de llegar a casa, pero bueno, como ya no me podía poner límite de hora..., a nuestra bola, que para algo estábamos casados y vivíamos en nuestra casa.


Prácticamente todos los domingos, íbamos a comer a casa de mis suegros, y casi siempre, era paella (mi suegra incluso compró una paellera de esas eléctricas, que en aquel momento era una novedad). No le salía mal del todo, pero bueno, las había comido mejores.

Cuando hicimos un año, nos fuimos los dos solos a cenar a un restaurante que estaba cerca de San Rafael, que lo vi por fuera y me encantó, así estilo rústico, y con temática de caza. Nos gustó mucho, lo único que fue un pelín caro; pero un día es un día, a fin de cuentas, era nuestro primer aniversario de matrimonio.

Con respecto al trabajo del vallecano, eso fue un poco más movido.

Al poco de volver de nuestra mini luna de miel de tres días (sobre el 8 de Septiembre creo que fue), a finales de ese mismo mes le despidieron de la fábrica de camiones (juro que si me lo hubiese imaginado, cuando fue nuestra boda le habría dicho que hablase con los jefes, y le diesen los 15 días que le correspondían, pero con la esperanza de portarnos bien, que ellos también se portasen bien con él, le dije que bueno, que si sólo podían ser 3 días, pues qué se le iba a hacer).

Por suerte estuvo poco tiempo parado (de aquella no era como ahora, que te vas al paro, y a saber cuándo vuelves a trabajar). A los 15 días o así, empezó a trabajar de controlador (es como vigilante, pero con categoría inferior). Estuvo 2 meses y medio o así, pero como le parecía que le pagaban poco para el tiempo que estaba, y que además unas veces era por la mañana, otras por la tarde, y otras por la noche; pues lo dejó.

Entonces, se apuntó a varias empresas de trabajo temporal, y le salió para trabajar en una empresa de instalación de alarmas. Se le veía contento, y cuando llegaba a casa, me contaba donde habían estado ese día, cómo era la casa o la empresa, lo que habían instalado, las anécdotas que les hubiera pasado...; y al poquito (yo creo que se debieron confundir, o que les hacía falta alguien en ese puesto urgentemente), le dijeron que le trasladaban a la central, para atender las llamadas de los clientes con las posibles incidencias. Yo repito, que creo que se debieron confundir, porque llevaba muy poco tiempo en el tema de las alarmas como para poder solucionar alguna incidencia, y de hecho, la gran mayoría de los días, por lo que me contaba, le tenía que preguntar a algún compañero. Estuvo en esa empresa como 3 o 4 meses a lo sumo.

Después como le había gustado lo del tema de las alarmas, y él por más que supuestamente iba a llevar su currículum a otras empresas, no le salía nada (casi 2 meses), pues yo cogí, y tiré de páginas amarillas llamando a todas las empresas de alarmas que vi. La gran mayoría me decía que no les hacía falta nadie en ese momento, pero hubo algunas que sí necesitaban gente, por lo cual, concerté entrevistas, y entre esas empresas, le cogieron en una de ellas (con una mañana de llamadas, 5 días después, empezó a trabajar).

Volvía otra vez a estar todo contento, volviéndome a contar sus batallitas de montajes. En ésta empresa, estuvo más tiempo, unos 6 meses. Al cabo de ese tiempo, no sé qué problemas hubo entre el vallecano, un compañero, y los jefes, que acabaron despidiéndole.

Por aquel entonces, yo, por mi parte, aparte de ayudar un poco a mi padre con el tema de los andamios, de lunes a jueves, por las tardes, estaba estudiando Gestión Inmobiliaria, desde Octubre del 2.000 a Junio del 2.001, y por la mañana y los viernes, trabajaba como colaboradora en una inmobiliaria, en la cual un amigo mío era el Gerente.

Como mi marido acabó muy quemado con el tema de las alarmas, por el problema que tuvo con su antiguo compañero, pues no quería volver a trabajar con las alarmas, por lo que me preguntó si había alguna posibilidad de que entrase a trabajar en la inmobiliaria con la que yo colaboraba. Le dije que hablaría con D., como así fue, y al día siguiente empezó a trabajar en la inmobiliaria. Yo dejé pasar una semana o 10 días, y le pregunté entonces qué le parecía el tema de la inmobiliaria, y me dijo que muy bien, que le gustaba. En vista de que le gustaba, y que sólo tenía el traje de la boda, y otro traje más que había usado para unos cuantos fines de año o alguna ocasión especial, pues decidí que entonces era hora de comprarle algún que otro traje, ya que en una inmobiliaria tienes que dar una imagen, y tampoco era plan de ir casi siempre con el mismo traje, ya que el de la boda, no lo queríamos usar demasiado, por lo cual, ese mismo sábado, le compré 3 trajes completos (con su chaleco y todo), 6 camisas, 6 corbatas, y 2 pares de zapatos.

Maldita la hora que lo hice.


Pocos días después, D. habló conmigo, y me dijo que por lo visto el vallecano no estaba dando mucho rendimiento que dijéramos, y que aparte había ido a captar algún piso con otro compañero, y a enseñar, y que a la vuelta, el compañero de turno que hubiese ido con él, le comentaban a D. que bastante mal, que iba a su bola, que no estaba atento de cómo tenía que hacerlo, que estaba más pendiente de temas personales..., por poner un ejemplo, un día, fueron a enseñar unos pisos a... José "El Francés", y el vallecano (os recuerdo que a él le gustaba tocar la guitarra y componer canciones, alguna que otra me la hizo a mi), en lugar de estar pendiente de él como comprador, y enseñar el piso como lo debe hacer un asesor inmobiliario, pues por lo visto se tiró casi todo el rato hablando de música, y de componer, y de que él también tocaba la guitarra y componía canciones, etc, etc...; por lo que le dije a D., que le dije al vallecano que entrase, para hablar con él, y así lo hizo. Estuvimos hablando entre los 3, y D. le dijo que o se ponía las pilas, o así no podía seguir, porque en la inmobiliaria se estaba para captar, y vender, no para pasar el tiempo y llevarte el dinero mensual sin hacer nada, y que realmente, cuando se ganaba dinero, era con las comisiones de las ventas de los inmuebles captados, que él vería lo que hacía, y que o espabilaba, y empezaba a captar por su cuenta, y a tener clientes propios, o que quizás fuese mejor que se buscase otra cosa.

Cuando llegamos a casa, el vallecano me dijo que no se veía capaz, que era más complicado de lo que él había pensado, que él no podía hablar con la gente como hacíamos nosotros para captar o vender..., entonces me enfadé un poco, y le dije que no hacía tanto le había preguntado qué tal, y que él al decirme que sí le gustaba, por eso le compré los trajes y demás, ¿o es que acaso se pensaba que nos habíamos gustado un dineral entre trajes, camisas y demás, para ahora mandarlo todo a la mierda tomar por saco?.

Me dijo que lo sentía mucho, pero que D. tenía razón, que la inmobiliaria no era lo suyo, entonces, yo ya toda enfadada, le pregunté qué era lo suyo, porque no hacía más que ir dando tumbos, de un lado para otro, y o bien porque él lo dejaba, o bien porque le echaban, no duraba ni dos días como quién dice en los trabajos. Me dijo que lo que a él le gustaba, y lo que quería ser era vigilante. Que sabía que tenía que trabajar como controlador hasta que se hiciese las pruebas para hacerse vigilante, pero que eso era lo que quería.

Al día siguiente, volvió a ir a donde estuvo trabajando como controlador casi al principio de habernos casado, y le dijeron que no les hacía falta nadie en ese momento (no sé si sería verdad, o si le dijeron eso porque él de un día para otro les dijo que no trabajaba más con ellos), y estuvo probando en varios sitios. Yo por mi parte, hablé con una compañera de la inmobiliaria, que su marido trabajaba para Prosegur, y me dijo que iba a hablar con su marido para ver si podía hacer una solicitud. A los dos días, me trajo una solicitud que había que rellenar. La llevé a casa, la rellenamos, y al día siguiente se lo volví a llevar, para que el marido lo entregase. Pasada una semana, y sin que hubiese ninguna respuesta por ningún lado, me acordé de un viejo amigo mío, R.C., del cual estuve súper pillada en la adolescencia, y tuvimos algún que otro encontronazo por aquel entonces, para después con el tiempo hacernos buenos amigos, pero cada cual con su pandilla.

Busqué el teléfono de R.C., y le llamé. Cuando se puso al teléfono, llevábamos 2 años sin vernos ni hablar, y me preguntó quién era. Le dije que era Gema, y me preguntó qué Gema. Sí hombre, Gema, del barrio, que la última vez que nos vimos tú trabajabas en el Canal de Isabel II como vigilante... "¿Gema?, ¿mi Ge..., digo..., Gema del barrio, la amiga de M., la que se lió con C.?", "Sí, la misma" (y mientras me estaba preguntando, ¿qué demonios ha querido decir pero que rectificó en el último momento con ese "MI"?)

Estuvimos hablando un buen rato, y al final me preguntó si la locura esa que le había dicho la última vez que nos vimos de que me iba a casar lo había hecho, o si por el contrario, había recapacitado y no lo había hecho, a lo cual le dije, que sí, que al final me había casado. Luego le comenté el motivo de mi llamada, y me dijo que sí, que seguía trabajando con Segur Ibérica, y que si eso, que al día siguiente, el vallecano fuese a las oficinas centrales, pero que no dijese nada de que le conocía, que fuese como de nuevas, como si fuese a probar suerte, porque él sabía que estaban buscando más gente y con bastante urgencia. Quedamos de vernos al día siguiente en persona, para tomar algo y ponernos al día.



Al día siguiente, cuando le vi después de dos años, me volvió a subir por el estómago un gusanillo..., y es que seguía tan guapo como yo le recordaba. Para que os hagáis una idea, de aquella, se daba un aire a la foto de Jon Bon Jovi que aquí pongo, sólo que con el pelo corto.

Ese mismo día, comprobé por primera vez en mi vida, que 2 botellines me sientan peor que 2 ron bacardi con limón (que me encantan), desde entonces, lo máximo que me he tomado de cerveza ha sido alguna que otra vez una coronita, o una heineken, pero sólo eso, una.

Después de habernos tirado cerca de 2 horas habla que te habla poniéndonos al día de nuestras vidas, nos despedimos, pero prometiendo estar más en contacto, y llamarnos y vernos de vez en cuando. 

Entonces, tocaron los 2 besos de rigor de despedida..., y qué 2 besos por Dios..., me supieron a gloria... El primero, me lo dio casi en la comisura de los labios, y el segundo, poco le faltó para ser un pico... Entre el contentillo que llevaba de las cervezas, y que me seguía molando..., el camino del bar a casa lo hice prácticamente en una nube, y con una sonrisa de gilipollas de tonta para alucinar, aunque era consciente que eso no se podía volver a repetir, que yo estaba casada, que quería a mi marido, y que no podía hacer gilipolleces tonterías que pudiesen echar todo al traste por un desliz tonto.

Cuando el vallecano llegó a casa a comer después de ir a la central de Segur Ibérica, trajo buenas noticias. Le habían cogido, y al día siguiente tenía que ir a recoger el uniforme y firmar el contrato.



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