jueves, 22 de agosto de 2013

Mi separación. (Parte I)

El lunes, 09 de Julio del 2001, como dije en un post anterior, hablé con mi profesora de Derecho de la academia donde estudié el Curso de Gestor Inmobiliario, y acordamos, que ella llevaría mi separación.

La pobre flipó con todo lo que le conté, y cuando le dije lo de la denuncia de la madre del vallecano, y después que el marido le levantó la mano a mi madre…, escandalizada es decir poco de cómo se quedó.

Ella me aconsejó, que aunque nos estábamos separando, como aún no estaba separada, que NO cambiase la cerradura de casa, ya que seguía siendo la casa del vallecano, y si algún día iba, y se encontraba la cerradura cambiada, por lo visto podía denunciarme por echarle de casa; pero que si tenía miedo de que me pudiese quitar algo, que lo llevase a casa de mi madre.

Yo le dije, que tenía miedo que sólo por joder fastidiar me borrase los datos del ordenador, donde estaba metido todo el tema de la empresa, y me aconsejó que le cambiase la contraseña, hiciese copias de seguridad, y le metiese claves de acceso a los documentos, para así no poder borrar nada que me fuese necesario.

Al día siguiente, 10 de Julio del 2.001, hubo un atentado de E.T.A. en Madrid muy cerca de donde vivo (a 900 metros); de hecho, andando, se tardan unos 10 minutos en llegar. Recuerdo que fue por la tarde ya a última hora, yo estaba en casa, y sonó una explosión muy fuerte, a la vez que todos los cristales vibraron como si fueran a romperse (por suerte no se rompió ninguno). Por desgracia, murió un policía en ese atentado, y hubo unos cuantos heridos.

El atentado salió en todos los telediarios de todas las cadenas que había por aquel entonces, que aunque no eran tantas como ahora, ya había unas cuantas; y se estuvo hablando de él durante unos días. Nos llamaron a mis padres y a mi (mis padres vivían aún más cerca, como a 500 metros), familiares y amigos para saber si estábamos bien, pero el vallecano…, el vallecano ni nadie de su familia nos llamó; y la verdad es que me dolió muchísimo. No me podía imaginar que el vallecano, del cual estuve tan enamorada en su día, fuese tan… no tengo palabras para poder definirlo.

Sin embargo, algunos días más tarde (sobre mediados de julio, ya tirando a finales), sí que me llamó. La conversación fue algo así:

Vallecano: “Hola”. Yo: “Hola”. “¿Sabes quién soy?”. “Sí, el vallecano”. “Te llamaba para decirte que dentro de unos días me van a dar el alta”. “Vale, me alegro por ti”. “Quería preguntarte una cosa”. “Dime”. “¿Cuándo me den el alta, puedo ir a casa?”. “Desde luego que puedes venir a casa, también es tu casa”. “Ah, vale. Genial entonces”. “Oye vallecano, una cosa”. “Sí, dime”. “Te he dicho que sí, que puedes venir a casa”. “Ya”. “Déjame acabar”. “Ah, perdona. Vale, dime”. “Te he dicho que sí puedes venir a casa, pero si te piensas que te voy a cuidar, a lavar, a ayudarte a levantar para ir al baño, a hacerte la comida, lavarte la ropa, y demás… ¡lo llevas claro!; por lo tanto, tú verás cómo haces, y cómo te las apañas, porque conmigo, olvídate de poder contar”. “………………Bueno…, pues ya veré entonces... Adiós”. “Adiós”.

Ni se dignó aunque hubiesen pasado ya unos días, preguntarme por el tema del atentado.

Al día siguiente, o dos días después, quién sí vino a mi casa, fue mi primo J., para que le diese alguna ropa del vallecano para llevársela al hospital, que por lo visto el vallecano le había llamado, y le había pedido si le podía hacer el favor, porque le iban a dar el alta, y se iba a ir a casa de sus padres, ya que yo por lo que le dije, aunque fuese su mujer, no pensaba cuidarle (¿tendría morro el caradura?).

Cuando llegó mi primo, estaba mi madre y mi padre conmigo en casa, y después de darle la ropa a mi primo, mi madre le dijo al principio serena, luego ya llorando, que no podía comprender que siguiesen viendo a ese sinvergüenza, con lo mal que se había portado conmigo tanto él como toda su familia; y que si fuese un primo como “Dios manda”, a quién apoyarían, tuviese razón como era el caso, o no la tuviese, era a mí, que para algo era su prima, no el vallecano.

2 comentarios:

  1. Ohu ohu..

    A ver q pasa con el cabrito finalmente. Jejejejeje

    Q le tengo hincha ya al caradura....ajajajaja aunque por un momento me dio pena... tu solamente sabes si te Llamo para aprovecharse o para arreglarlo. Yo por un momento quise creer q se arreglaba. Se me olvida de que es algo real...y no un libro...

    Siento q sufrieras tanto..

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    1. Ya es agua pasada, y... me sirvió para aprender.

      La verdad es que pinta de libro sí que tiene..., si no fuera porque lo viví en primera persona, y lo sufrí...

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