En primer lugar, quisiera disculparme por
haber estado una semana entera sin haber escrito, contándoos como siguió la “historia”;
pero entre el trabajo (que trabajo a media jornada, pero como ahora mi jefe se
ha ido de vacaciones, y me ha dejado al cargo de mi trabajo y del suyo, pues
durante éstas semanas tengo la jornada completa – hasta que lleguen mis
vacaciones -), y que me duele demasiado recordar…, pues no me encontraba con
las fuerzas ni con el ánimo necesario para seguir escribiendo; pero resulta,
que ésta noche, he leído el comentario que me ha dejado Alba María, y…, no sé,
llámalo fuerza, llámalo ánimo, llámalo inspiración…, que el caso es que algo se
ha activado dentro de mí, de tal forma, que si inmediatamente no me ponía a
escribir, reventaba.
Continuemos pues…
Al llegar a urgencias del hospital mi padre
y yo, allí aún no había nadie de la familia del vallecano, y por más que
preguntábamos en administración, a las enfermeras que pasaban, a los médicos…,
parecía que nadie nos sabía dar respuesta sobre el vallecano, si estaba bien o
no…, y claro, yo estaba atacadita de los nervios, temiéndome lo peor, y que no
me querían decir nada.
De allí a un rato (no sé cuánto,
sinceramente, pero para mí, fue mucho), llegaron los padres del vallecano, y
por más que ellos también preguntaban, tampoco nadie decía nada.
Finalmente, después de mucho esperar,
avisan por megafonía: “Familiares del vallecano de tal, pasen a cabina X”.
El médico nos dijo que el vallecano tenía
la cadera rota, echa papilla más exactamente, y que tendrían que operarle, pero
aún no. Había dos factores que en ese momento imposibilitaban el operarle en
ese preciso instante, uno era que por las analíticas que le habían realizado,
resulta que por lo visto no tenía todas las (vitaminas, proteínas o no sé qué
historia) condiciones idóneas, y primero tenían que afrontar éste tema, dándole
comidas ricas en lo que a él le faltaba, y la segunda…, es que estaba en coma.
No creían que fuera nada grave, y que seguramente, en breve despertaría, que no
nos preocupásemos, pero que ahora mismo se encontraba en la U.V.I., y por lo
menos, mientras no despertase, no saldría de allí. Podíamos verle dos veces al
día (media hora por la mañana, y una hora por la tarde), pero nada más, y que
si había alguna novedad, me llamarían a mí, como su mujer que era, para
notificármelo.
Fueron unos días de locura, en los cuales,
no se podía hacer absolutamente nada, sólo esperar, y por más que fuéramos a
verle, siempre estaba dormido. Aún así, tanto sus padres, su hermano, sus
abuelos, mis padres, y yo, le hablábamos, para ver si reaccionaba. (Nos dejaban
entrar de dos en dos, turnándonos). Obviamente, ni qué decir tiene, que en esos
días, yo no le dije absolutamente nada de la sevillana, y todo eran palabras
tiernas y cariñosas, ya que a pesar de todo el daño hecho, le seguía queriendo,
y por nada del mundo, quería que le pasase nada malo.
Al final, al tercer, cuarto, o quinto día
(no lo recuerdo bien, pero más de cinco no fueron), después de la visita de la
mañana, por la tarde, estaba despierto. ¡Había salido del coma!. Por lo visto, fue
poco después de la hora de la comida, por lo que nos dijeron las enfermeras.
Las primeras en entrar, fuimos su madre y
yo. Yo estaba súper feliz de que por fin estuviese consciente, pero mi
felicidad duró poco. Las primeras palabras que nos dedicó el vallecano a su
madre y a mí, fueron las siguiente: “¿Dónde está mi móvil?”, y se le veía
realmente preocupado por no saber dónde demonios estaba su puto ansiado teléfono.
Llámale sexto sentido, sospecha, o como te dé la gana, pero fue oírle la
dichosa preguntita, y yo ya imaginarme, o mejor dicho, sospechar, que en el
momento del accidente el muy gilipollas tonto estaba hablando por teléfono
con su queridísima sevillana. Si después de la dichosa pregunta hablamos algo
más, (que eso imagino), no recuerdo el qué, porque obviamente, su padre, y su
hermano también querían verle; pero imagino que sería lo obvio, que tal te
encuentras, te duele la cadera, y todo ese rollo. Lo que sí recuerdo, es que él
no sabía que había estado en coma, de hecho, pensaba que el accidente acababa
de ocurrir esa misma tarde.
Al llegar a casa, como yo seguía con la
mosca detrás de la oreja con el tema del móvil, y los móviles del vallecano, el
mío, y el de mi padre, estaban a mi nombre (ya que desde Enero del 2.000, la
empresa estaba a mi nombre, previa firma ante notario de separación de bienes
con el vallecano – fue la condición que me puso mi padre, sino, nada; por lo
que se ve, no se fiaba y quiso salvaguardar la empresa familiar, por si acaso -),
pues cogí y llamé a información de la compañía (creo que estábamos con amena
por aquel entonces); me identifiqué, y al operador que me atendió, le dije que
quería saber si desde el número 6xx xxx xxx, se había realizado alguna llamada
el día 16 de junio sobre las 17 horas, minutos arriba, minutos abajo. Lo
comprobó, y me dijo que no, que a esa hora, no se había realizado ninguna
llamada saliente desde ese número; entonces, le pregunté si podría decirme si
había recibido alguna llamada, y me dijo que sí. Le pregunté el número que
había llamado, y me dijo que lo sentía mucho, pero que esa era una información
que no podían facilitar, a menos que fuese mediante orden judicial, y al propio
juzgado que lo solicitase.
Yo entonces, ya no pude más, rompí a
llorar, y el pobre operador escuchó mi historia. Le dije que tenía serias
sospechas que quién había realizado esa llamada era la sevillana, y que por
eso, ese afán que tenía mi marido en querer saber dónde estaba el maldito
teléfono. El chaval, se debió apiadar de mi, que me dio los seis primeros
números, y los otros tres números que faltaban para completar el teléfono, se
los dije yo, a lo cual me dijo: “Sí, ese es el teléfono que le llamó. Lo siento
mucho.” Le di las gracias, como creo que nunca se las había dado a nadie hasta
ese momento.
Confirmado, cuándo el vallecano tuvo el
accidente, estaba hablando por teléfono con la sevillana, y por lo visto la
conversación duró casi veinte minutos (justo el tiempo que se tarda en recorrer
en coche la distancia desde mi casa, hasta donde tuvo el accidente).
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Prometo continuar mañana, pero ahora mismo
son las 02:20 de la mañana, y como que es mejor que me vaya a dormir, que mañana
vuelvo a currar.
Muchas gracias Alba María por el “empujón” que me has dado.
Gema en ocasiones pienso que nuestro sexto sentido es un don , o que ellos son muy retrasados.
ResponderEliminarPor que el Vallecano no tiene pinta de muy normal.
Animo y un besazo .
Mamiusi.
No eres la primera que me lo dice; de hecho, después de separarme, más de una persona, incluso algún tío mío, me dijeron que al vallecano "le faltaba un hervor".
EliminarDe todas formas, yo también pienso que las mujeres (o por lo menos casi todas), sí que disponemos de ese sexto sentido que a la mayoría de los hombres les falta.
Gracias por pasarte. Un beso.
ResponderEliminarMe crea impotencia y me apena porque en el fondo pienso o me da la sensacion (que posiblemente me equivoque) que si por tí hubiera sido, hubieras intentado rescatar tu matrimonio (pienso que dos no se pelean si uno no quiere...por eso no creo en el divorcio... si ambos quieren, se puede salir de la crisis; que venir vienen... la cosa es ir ambos juntos en la misma direccion sino, no hacemos nada.)..no se porqué, pero es lo que detecto en tus palabras... que si de tí hubiera dependido, os hubierais reconciliado... Y no se porque me duele tanto. Solo hago repetirme: ahora está bien. Acaba bien.
Tu historia me esta ayudando a comprender que a veces es muy difícil pelear algo, que hay gente que no se divorcia por que lo ven el camino fácil sino que hay a quien no le dejan alternativa!! No pueden hacer nada y supongo que por eso me duele, porque veo que tú en el fondo, en su momento, estabas dispuesta a arreglarlo tomandoos el tiempo que hubiera hecho falta.
La persona que te tiene ahora es muy afortunada.
Tendrás tus fallos al igual que virtudes, pero todo esto dice mucho de tí, y para bien. No es peloteo, es que de verdad, me estas ayudando a comprender un poco mas otros puntos de vista, historias y situaciones y eso me ayuda a crecer.
Me estas enseñando, que no todo es tan frívolo como yo veo a veces las cosas (a veces soy muy visceral y muy tajante con las cosas), sino que hay ocasiones en que nos vemos arrojados a un precipio al que no queremos ir, pero no queda otra porque el que tenemos al lado nos empuja hacia el.
Seguiré esperando tu publicacion proxima.
Este finde estoy en Casares ( en el culo de Malaga..en coche y apretá en la parte de atras, que por ser la canija, me toca siempre el sitio estrecho.. ¬¬ ) sin ordenata y sin ná! Y no me hago a ver mi correo desde el movil! (q lo intentare, otra cosa es que comente #modoperezaon )
Como muy tarde te estoy leyendo el lunes. Gracias por hacer el esfuerzo pero Gema, cuidate y descansa mujer.
las 2 de la mañana no son horas para estar despierta en el ordenador! asi salen arrugas por no recuperarse ;P
Un besazo y pasa un estupendo fin de semana con tu maridin !!!!
Sí, en aquel momento, si me hubiese dado la oportunidad y hubiese recapacitado y dado marcha atrás, desde luego que habría seguido junto a él; porque a pesar de todo el daño que me había causado, lo quería con locura, pero..., él mismo cavó la tumba de nuestro matrimonio.
EliminarYo también me casé pensando en que era para toda la vida; de hecho, yo tengo una familia muuuuyyyy grande, y he sido la primera separada, y posteriormente divorciada, y hasta hace poco, la única (ahora por desgracia, también le ha tocado a una prima mía, después de bastantes años de matrimonio, pero por temas diferentes, por suerte en ese aspecto no hubo nada de cornamenta por medio)
Cuando tú quieras o puedas nena, sin problemas.
te petao tol blog! ahi lo llevas! jajajajaja
ResponderEliminarsi tienes portatil llevatelo al baño que te hago compañia! ajhajajaja
Beseteees
Ya te digo que lo has petao!!! jajajajaja.
EliminarA éste paso, un poco más, y habrías escrito otro post nuevo por mi!!!
Un beso guapa.
Hola guapa:
ResponderEliminarAl final, la que me va a hacer llorar vas a ser tú, ya verás.
Respecto a lo de perdonar..., uffff..., no, no lo he perdonado; pero es más, hasta esa fecha, yo nunca había sido rencorosa, y sin embargo desde entonces..., digamos que mi lema es "EL MEJOR PERDON ES LA VENGANZA", con eso te lo digo todo (por lo menos en temas del corazón).
Respecto a lo de que nadie supiera nada..., eso creía yo, pero sigue leyendo, que todavía vas a flipar un poquito más.