martes, 27 de agosto de 2013

Mi separación. (Parte II)

Pocos días después, cuando al vallecano le dieron el alta, se fue a casa de sus padres.

Estando ya en casa de sus padres, el vallecano se dedicó a llamar a algunos primos míos con los que anteriormente salíamos de vez en cuando, para decirles que yo le había puesto los cuernos, que era imposible vivir conmigo en casa, que no hacía más que gritarle y llevarle la contraria en todo, que a veces cuando volvíamos de estar con ellos (con mis primos), los ponía a caldo (cuando era y es mentira); pero lo que más recalcaba, era que yo le había sido infiel, y que me había acostado con R.C.

También llamó a algunos tíos, entre ellos a mi tía P., que fue la que me contó todo esto, para decirles más o menos la misma historia, y desde luego, erre que erre, que yo le había sido infiel acostándome con R.C.

Su madre tampoco estuvo tocándose el higo las narices, sino que ella también llamó a una tía mía, mi tía I (la madre de Y., la que era novia del primo del gallego), para decirle que yo no la había invitado a la boda porque no la podía ni ver, a lo que mi tía le dijo que no sabía de dónde se había sacado eso. La madre del vallecano le dijo entonces, que si acaso era mentira, entonces porqué ella no había ido a la boda, porque ella sabía perfectamente que no la había invitado. Mi tía I., le dijo que no sabía de donde se sacaba esas gilipolleces tonterías, porque yo sí le llevé una invitación a mi boda, y que si ella y su marido no pudieron venir, fue porque estaban en Galicia, cuidando de mi abuela, que estaba muy enferma…, ¿o acaso no se acordaba que a finales del mismo mes que nos casamos, mi abuela murió?. Mi tía también le dijo que no tenía nada más que hablar con ella, y mucho menos para oír mentiras, y la colgó.

Algunos días más tarde, supuestamente, me llamó un policía de Sevilla, y digo supuestamente, porque realmente no sabía entonces, y sigo sin saber ahora, si realmente era un policía, o algún amigo de la sevillana haciéndose pasar por policía (tipo como cuando mi amigo hizo las averiguaciones que hizo).

Se supone que por lo visto a la sevillana, la habían hecho unas llamadas amenazándola, y no sé qué rollo, y por lo visto la sevillana, parece ser que lo había denunciado, y que según ella, creía que podía ser yo, ya que como yo era la ex mujer del vallecano, y quería volver con él, pues no le dejaba libertad para que rehiciese su vida.

A ese policía (o supuesto policía), le conté todo de “pé a pá” (excepto lo del beso con R.C). Estuvimos un buen rato hablando, y al final, me dijo que hablaría con la parte denunciante, para comunicarle todo lo que yo le había dicho. Después de haber hablado conmigo, también llamó a R.C., (poco después me llamó R.C. para decírmelo), y le dijo exactamente lo mismo que le había dicho yo, también comiéndose la parte del beso.

Esa misma noche, o a la noche siguiente (no lo recuerdo muy bien), me llamó la propia sevillana, medio llorando, pidiéndome disculpas, y diciendo que por favor que la perdonase; que el vallecano la había mentido, la había dicho que estábamos separados pero yo quería volver con él a toda costa, y que ya no sabía cómo librarse de mí, y un montón más de mentiras; y que ella había empezado a sospechar algo desde hace unos días, porque por lo visto había pillado al vallecano en un renuncio.

Yo la dije que en esos momentos no tenía nada que perdonarle, más bien agradecerle, el haber hecho posible que por su motivo, el vallecano y su familia, se hubiesen mostrado tal y como eran; y que por mi parte, el vallecano ya estaba libre, por lo tanto, si quería estar con él, que estuviese, que la que había solicitado a mi abogado la separación, había sido yo hace unos días.

Me dijo que por su parte, le podían dar viento fresco tanto al vallecano como a su familia.

Pocos días más tarde, el vallecano empezó a llamarme de vez en cuando para hablar conmigo, y pedirme perdón, que me echaba de menos, que había recapacitado y había visto que lo de la sevillana había sido una tontería, que la había dejado… bla, bla, bla…


Entonces, yo empecé a forjar un plan, para que el vallecano volviese a “ponerme en mi sitio”, y que finalmente, dijese la verdad, y reconociese que había mentido, y que si alguien había puesto los cuernos, era él, no yo.

4 comentarios:

  1. Madre mía, espero que le dieras su merecido. Ya tengo ganas de saber qué le hiciste. Y yo me quejo de mi suegra... Me tienes totalmente enganchada a tu historia, no hay un día en que no mire si has actualizado.
    Un abrazo desde el sur de Alemania.

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    1. Bueno, su merecido..., ya lo juzgarás tu (yo creo que sí).
      Un saludo guapa.

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  2. Ohu iya.. q no me he comido las uñas pq me da asco jajaaj q interesa.te.no puedo come tarde torbellino ta aquí al lado y debo protegerme q ta loqillo perdio.

    Pero actualiza pronto! Vaya cara dura y rajao. EsTara mas solo q la una..

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    1. Pues sinceramente, si a fecha de hoy está sólo o no... ni lo sé, ni me importa.

      En breve actualizo.

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